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May 10, 2018 | Author: Anonymous | Category:
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2012

[ APROXIMACIÓN A LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y EL EMPLEO DE LA BAHÍA DE CÁDIZ Y SU ENTORNO ]

Aproximación a la estructura productiva y el empleo de la Bahía de Cádiz y su entorno Índice Introducción: elementos para el análisis de una economía territorial La actividad económica de la Bahía de Cádiz y su entorno La reestructuración productiva e institucional en el capitalismo global de principios del siglo XXI Andalucía en la división territorial del trabajo del capitalismo global La Bahía de Cádiz y su entorno en el marco territorial andaluz Elementos generales de la evolución socioeconómica de la Bahía de Cádiz y su entorno La estructura productiva territorial de la Bahía de Cádiz y su entorno La subcontratación y la deslocalización como estrategias empresariales relevantes en la Bahía El mercado de empleo de la Bahía de Cádiz y su entorno Aspectos introductorios sobre empleo y territorio. Los mercados territoriales de empleo de Andalucía Características básicas, evolución y segmentación del mercado de empleo de la Bahía El empleo, el paro y la formación del mercado de empleo de la Bahía de Cádiz y su entorno Deslocalización, descentralización productiva y empleo en la Bahía de Cádiz y su entorno Epílogo: las políticas públicas de empleo y desarrollo territorial y algunas de efectos en la Bahía de Cádiz y su entorno Anexo

Introducción: elementos para el análisis de una economía territorial Los procesos de crecimiento existentes en las últimas décadas no han dado lugar a una realidad homogénea y universal, sino fragmentada y desigual. Por lo tanto, dichos procesos deben ser contextualizados en las estructuras productivas territoriales concretas creadas o regeneradas como nuevos espacios locales de regulación del sistema global. Por otro lado, la reestructuración o globalización no ha evitado que el sistema socioeconómico continúe necesitando factores productivos físicos para reconstruir sus espacios de acumulación mercantil y financiera. Tanto el factor trabajo como los recursos naturales son imprescindibles para continuar con los procesos de acumulación privada de capital, por lo cual se instituyen unas bases productivas y unas relaciones salariales que establecen unos modos de utilización de esos factores de producción. Frente al discurso abstracto de la economía convencional, a través de la economía territorial se pone de nuevo en primer lugar a los sujetos reales en los análisis económicos. La economía territorial hace más visibles los procesos de utilización del trabajo y la naturaleza. De este modo, estudia las formas en que interseccionan en los espacios locales reales los procesos de trabajo, de inversión, políticos, que sintetizan dinámicas con orígenes diversos. De esa forma se puede conocer más en profundidad los procesos de crecimiento, la acumulación de capital (global) a través de su incrustación en los territorios (local). Por tanto, el estudio de procesos de trabajo en sus nichos territoriales concretos, y de los nuevos procesos de desigualdad generados es el mejor análisis de la globalización que se puede hacer desde una nueva economía territorial. Ahora bien, aunque el discurso de la reestructuración o globalización económica deba ser contextualizado en los procesos productivos concretos, el estudio de una estructura productiva territorial no significa dejar de considerar la transformación global de la evolución geoeconómica. La evolución de cualquier economía territorial es el resultado de la vinculación entre lo global y lo local. Además, las condiciones heredadas por cada territorio, origen de respuestas específicas frente a los procesos globales, se reflejan en el perfil que presenta su mercado laboral, afectado por una creciente especialización a medida que se acentúa la división espacial del trabajo a todas las escalas. Mediante el estudio de la economía de los territorios, de los pueblos y ciudades, se conocerá el funcionamiento de un cuerpo socioeconómico determinado, es decir, se averiguará cómo se genera, gestiona y distribuye la riqueza que se genera o llega a un territorio. A través del estudio de una economía local se debe pretender averiguar cómo se gestionan los recursos locales y, hasta qué punto, la riqueza, renta o excedente económico obtenido en dicho territorio consigue satisfacer las necesidades vitales o de tipo material de las personas que viven en él. De esta forma se restaurará la visión aristotélica de la economía como gestión de los recursos para mejorar la situación de un colectivo de seres humanos. La economía regional o territorial ha generado diversas corrientes de pensamiento en las últimas décadas. Unas, las teorías "subjetivistas" o "localistas" explican el desarrollo regional desde el voluntarismo, a través de dar una enorme importancia a las acciones individuales. Estas teorías explican las acciones sociales como agregación de las acciones individuales. La localidad y la región aparecen como ámbitos privilegiados para la nueva etapa de acumulación Otras, por contra, las teorías "objetivistas" o "globalistas", explican el desarrollo regional desde el determinismo. Estas teorías explican las prácticas sociales como determinadas por la estructura social y donde, por tanto, los sujetos no tienen ningún papel sino que son meros soportes de la

estructura de relaciones en que se hallan. El territorio, por tanto, no es más que una pieza de mecanismos y estrategias globales, y donde la toma de decisión se encuentra muy alejado del territorio en cuestión, el cual no tiene absolutamente nada que decir. El problema principal de estas teorías es que les impide explicar el hecho de que territorios en posiciones idénticas produzcan prácticas distintas. Para superar esta oposición es de interés optar por un proceso de integración de ambos tipos de teorías. De este modo, frente al determinismo de las estructuras, se entiende que hay que tener en cuenta a los sujetos. Ahora bien, éstos son considerados como sujetos socialmente producidos en estados anteriores del sistema de relaciones sociales. Por otro lado, frente al subjetivismo voluntarista, se supone que los sujetos no actúan libremente pues sus prácticas están condicionadas por la posición actual en una estructura de relaciones y por toda la historia anterior incorporada. De este modo, las prácticas sociales se explicarían desde una perspectiva histórica y relacional; en primer lugar pues se tiene en cuenta el sistema de relaciones históricamente construido que constituye el "campo" específico en que se desarrolla la práctica; en segundo lugar, porque se considera el sistema de relaciones que ha producido las prácticas de los agentes. Es preciso, por tanto, apostar por otra perspectiva según la cual la evolución de cualquier economía territorial se entienda como el resultado de la vinculación entre lo global y lo local. En gran medida, la realidad está explicada o determinada por el sistema manufacturero global. Las características de las regiones dependen de su lugar sincrónico en la división interregional del trabajo, por sus influencias o factores externos. Por tanto, el análisis de las estructuras productivas de un territorio debe tener un aspecto relacional y ser complementado o insertado en el concepto de sistema manufacturero global. En el mismo sentido que los territorios, la posición de los individuos en el mercado de empleo trascienden sus condiciones subjetivas o empleabilidad y están muy condicionados por el lugar en el que viven, por el contexto o factores externos. Ahora bien, el territorio en general, y las estructuras productivas y mercados de empleo territoriales en particular, tienen características propias (o endógenas) que las distinguen del resto de los espacios. Los diferentes territorios reaccionan de forma variable al impacto de los procesos globales en función, sobre todo, de las estructuras heredadas de su proceso histórico. Por tanto, se trata, como dice de L.E. Alonso, de “espacios locales de regulación del espacio global”. Lo global se incrusta en lo local y a la vez que lo utiliza lo transforma. De este modo, los procesos económicos a los que se asiste en estos primeros años del siglo XXI ponen de manifiesto la relevancia del estudio de los procesos de producción y los mercados laborales específicos en territorios localizados. Dichos procesos deben ser contextualizados en los sistemas productivos concretos creados o regenerados como nuevos espacios locales de regulación del sistema global. Para analizar la estructura productiva y el mercado de empleo territorial de un espacio determinado en el capitalismo global, se hace preciso las siguientes dimensiones de análisis. En primer lugar "el territorio" o campo de juego activo, donde tiene especial trascendencia el "peso de la historia". En segundo lugar, "la mercancía" u organización del proceso de trabajo. La organización del proceso de trabajo de una mercancía concreta es una cuestión clave donde destaca la "perspectiva relacional". Los procesos de trabajo han llegado a una cada vez mayor integración a través, sobre todo, de la externalización, subcontratación, descentralización o deslocalización productiva. Por ende, parece cada vez más conveniente utilizar como unidad de análisis la mercancía concreta y su proceso de trabajo, sobre todo si se pretenden conocer las

consecuencias de los procesos productivos en las condiciones de empleo existentes en las distintas comunidades locales. En tercer lugar, y a pesar de poner el acento en el análisis de los procesos de trabajo, sigue resultando de interés analizar las estrategias llevadas a cabo por las empresas, especialmente por las de mayor dimensión. Las grandes unidades productivas transnacionales son las principales protagonistas del capitalismo global. Las grandes corporaciones globales deciden qué es lo que se produce, dónde, cómo y por quién, y se convierten en los instrumentos concretos de ejecución de las decisiones de inversión de ese concepto más abstracto que es el capital internacional.

La actividad económica de la Bahía de Cádiz y su entorno en el marco de la globalización La reestructuración productiva e institucional en el capitalismo global de principios del siglo XXI Tras la crisis de los años setenta del siglo XX se produjeron reajustes del sistema económico capitalista. Esos reajustes se denominaron Reestructuración, definida como “el proceso mediante el cual los modos de producción transforman sus medios organizativos para llegar a realizar los principios estructurales inalterables de su operación” (Castells, 1995: 35). Por tanto, se tratan de cambios en los modos o procedimientos para conseguir los mismos objetivos: la obtención de los máximos niveles de crecimiento y acumulación privada de capital. Tras esos procesos, a la nueva fase del sistema capitalista se le pasó a denominar “globalización” o “capitalismo global”. Para salir de la crisis, las empresas pusieron en marcha diversas estrategias, entre las que destacan las dos siguientes: una, la expansión de mercados, apareciendo una enorme competencia de las empresas por los mercados exteriores y, por tanto, por la mejora de la competitividad; dos, la diversificación de productos mediante las estrategias de diferenciación de los bienes y servicios ofertados. Estas estrategias empresariales y la nueva organización del trabajo que requiere provocaron el aumento de la incertidumbre e inestabilidad de la demanda en un contexto de creciente internacionalización del comercio. La nueva organización de trabajo, además de las innovaciones técnicas, contribuye a la recuperación de la rentabilidad del capital. La reestructuración de la base productiva hace posible una nueva relación capital-trabajo donde el capital puede hacer frente con mayor facilidad a la presión permanente de las fuerzas sindicales y, de este modo, dar respuesta a las necesidades de continuas mejoras de competitividad que la apertura de los mercados provoca. Aunque las formas de producir y de intercambiar se transforman, no se asiste a la desaparición del modelo fordista de la producción en serie a favor de un nuevo modelo de “especialización flexible”. Más bien aparece una interpenetración de dichos modelos, combinándose elementos de ruptura y de continuidad. El sistema de producción a principios de siglo XXI en la mayoría de los sectores y actividades productivas se encuentra entre los estos dos paradigmas ideales por lo que se podría denominar como “sistema de producción masiva diferenciada”. De este modo, y aunque las condiciones productivas establecidas por las economías de dimensión siguen vigentes, se hace preciso desarrollar un sistema de producción diferenciado. Las unidades productivas establecen dos ámbitos de actuación para lograr menores costes con mayor diversificación. Por un lado, de manera particular e individual en cada empresa persiste la lógica fordista de acumulación basada en altos niveles de inversión y un alto grado de adopción de tecnologías. Aunque las economías de escala de la producción en serie ya están superadas, los nuevos conjuntos “globales” siguen estando sometidos a las leyes de la dimensión. Todo ello conlleva el que las grandes empresas transnacionales sean las “ganadoras” en el proceso de reestructuración. Por otro lado, las economías de diversificación se dejan a la división del trabajo que se lleva a cabo en conjunto. Para ello se recurre a fomentar las relaciones interempresariales y a la externalización, descentralización o subcontratación productiva. La

reestructuración productiva da lugar a la descentralización de la industria como elemento clave de la nueva forma de organización de la producción. De este modo aparecen dos elementos esenciales a analizar, a saber: uno, los procesos de descentralización, externalización y deslocalizaciones; y dos, las estrategias y el papel de los grandes grupos empresariales o transnacionales. El "sistema de producción masiva diferenciada" que surge tras la crisis capitalista de la década de los setenta del siglo XX requiere de nuevas políticas o de un nuevo marco institucional. Dentro de este nuevo marco institucional destacan las nuevas políticas de flexibilización o desregulación laboral, por un lado, y las nuevas políticas regionales de desarrollo local o descentralización institucional por otro. La descentralización institucional y la desregulación laboral tienen su base en un nuevo modelo de desarrollo económico que sustituyó al existente en las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial en los países occidentales. Con la crisis de los años setenta se inicia un periodo donde la concepción neoclásica del desarrollo económico recupera su hegemonía. La crisis es utilizada para restituir los principios originarios de mercado a todos los niveles y se pasa de la preponderancia de políticas de intervención desmercantilizadoras a políticas estatales remercantilizadoras, generadoras de las bases y los medios de rentabilidad para el sector privado (Bilbao, 1999; Alonso, 1999). El papel del Estado-nación cambió y su grado de libertad se redujo ante el auge de las empresas multinacionales. El nuevo papel del Estado y la gestión pública en el naciente modelo de acumulación se caracteriza por sacrificar parte de su "legitimación" en aras de la expansión de la "acumulación" y, para ello, mientras reducen sus políticas de bienestar social, cargan con gran parte de los costes de la reestructuración del aparato productivo (Delgado, 1998). Aparece la noción de "atractividad", mediante la cual se asiste a una competencia aguda entre espacios nacionales por conseguir atraer a las empresas mediante la reducción de limitaciones sociales o medioambientales (Veltz, 1999). En este sentido, y aunque debilitadas, las naciones-Estado continúan teniendo gran relevancia, sobre todo en cuestiones como las denominadas "reformas estructurales" y las cuestiones macroeconómicas. En el actual capitalismo global existe un nuevo reparto de papeles entre los diferentes escalones públicos territoriales. Por un lado se encuentra el ámbito estatal o supraestatal que es responsable de las actuaciones macroeconómicas y, por ende, del objetivo de estabilidad y crecimiento económico. Con el fin de atender a las demandas de la economía global, los estados son protagonistas de la creación de nuevas estructuras reguladoras (UE, NAFTA etc.), y de la reorganización de las instituciones públicas internacionales ya existentes (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio). A través de estas instituciones las grandes corporaciones económicas controlan y potencian la imposición del neoliberalismo en todo el mundo (Etxezarreta, 2001). Por otro lado, se encuentran las esferas regional, provincial y local, responsables de las políticas microeconómicas y, por tanto, de las acciones de creación de empleo y de definición de un marco propicio al respecto. La elaboración de la política interior se ha desplazado hacia las administraciones locales que apoyan y legitiman las estrategias de acumulación global de empresas localizadas en su territorio. De este modo, tienen lugar procesos de descentralización político-administrativa que aminoran la capacidad de respuesta del poder político ante los grandes conglomerados económicos multinacionales.

Así, trasladando a instituciones supranacionales unas competencias y a instituciones subnacionales las restantes, se consigue que el Estado se dedique únicamente a las funciones requeridas por el capital, objetivo buscado por el pensamiento neoliberal desde el comienzo de su supremacía. En definitiva, el protagonismo en el sistema de producción internacional de las empresas multinacionales provoca que las administraciones públicas compitan por atraerlas a sus respectivos territorios. Andalucía en la división territorial del trabajo del capitalismo global La economía andaluza se ha configurado históricamente como una economía periférica, donde destacan los mecanismos de la extraversión, desarticulación y dependencia frente al exterior. El capital exterior es un condicionante relevante de la evolución del desarrollo económico de Andalucía. Esta situación comienza de forma especial a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Andalucía se halla inserta en un proceso que no puede explicarse al margen del otro que sigue la economía española a partir de la segunda mitad del siglo XIX. No se trata aquí de abordar un análisis detenido de esos factores, pero no se puede omitir la simple mención de algunos de ellos, como los siguientes: el papel de abastecedor de materias primas minerales que van a facilitar el despegue industrial de determinadas metrópolis; la existencia de la gran propiedad latifundista que diversos autores han valorado con precisión; la progresiva articulación de un sistema proteccionista, propiciado por los intereses sectoriales que dominan el proceso de industrialización, que asegura ventajas comparativas a los intereses industriales frente a los agrarios andaluces. Las consecuencias de todo ello son ampliamente conocidas entre las que destacan las siguientes. En primer lugar, la balanza comercial de Andalucía con el exterior es fuertemente dependiente en bienes de alto valor y productos manufacturados, además de bienes de capital, pero también en productos elaborados del propio sector agrario. En segundo lugar, la balanza de dependencia sectorial es fuertemente excedentaria, lo que significa que son mucho más importantes y numerosas las exportaciones de inputs -que son elaborados y transformados en otras regiones- que las importaciones de esos mismos productos. Finalmente, el análisis de las relaciones intersectoriales a través de las tablas input-output revela la escasa articulación existente en la economía andaluza, que se comporta en la práctica como una estructura productiva típica de un área subdesarrollada. También los flujos financieros han contribuido en el caso de Andalucía -como en las restantes regiones periféricas- a acentuar la dependencia económica respecto a los centros industriales que protagonizan el crecimiento económico de las últimas décadas. Gran parte del ahorro de la región se ha canalizado hacia inversiones en los centros industriales que han concentrado el capital y la mano de obra. La nueva división territorial del trabajo que ha tenido lugar en las tres décadas de auge del neoliberalismo y globalización (desde principios de la década de 1980) ha reforzado esta situación. La forma de crecer de la economía andaluza se caracteriza por la desarticulación, por la especialización inadecuada y por la heterogeneidad. La reestructuración que se pone en marcha en la década de 1980 tiene en Andalucía como referente principal la creación del mercado único. El resultado del proceso de integración de la economía andaluza en el contexto económico mundializado puede observarse desde los tres siguientes aspectos. Por un lado, la especialización productiva alejada del núcleo más dinámico

y hegemónico de actividades del sistema. Son los espacios hegemónicos los que inducen lo esencial de los procesos que tienen lugar en Andalucía, cuya especialización productiva la sitúa como una zona crecientemente marginada en la que el propio crecimiento se traduce en procesos de polarización, desarticulación, fragmentación y exclusión. En segundo lugar, las repercusiones que sobre el tejido empresarial ha tenido la incorporación al mercado único europeo se pueden resumir en un incremento de la polarización empresarial, la penetración de grandes grupos empresariales y la acentuación de los desequilibrios existentes en el territorio andaluz. En tercer lugar, la profundización de la situación periférica tiene importantes consecuencias sobre el mercado de empleo, especialmente en la disminución de la capacidad de crear empleo de calidad y en la consecuente desprotección social. Se ha profundizado la especialización agraria andaluza. Se produce un intenso y rápido proceso de especialización dentro de la producción agraria andaluza hacia la producción hortofrutícola, que va camino de suponer la mitad del valor de la producción agraria, y, en menor medida, hacia el olivar. Estos son, en gran medida, los efectos de una “integración” - en este caso en el proyecto europeo, parte a su vez de la mundialización - que absorbe a las economías locales dentro de un sistema gestionado, cada vez de una manera más centralizada, desde los núcleos que controlan los circuitos de la gran producción y la gran distribución. Esta dependencia de la parte más “moderna” y dinámica de la agricultura andaluza, conformada de manera creciente de acuerdo con las pautas de lo que se ha dado en llamar agrobusiness, o agricultura industrial, reduce al agricultor a “cliente” de los grandes consorcios agroalimentarios, y proveedor de las grandes cadenas de alimentación, en un proceso en el que, por medio de cultivos “forzados”, se trata de separar a la agricultura de los límites y condicionantes del entorno. La evolución de la participación de la industria andaluza se caracteriza, por un lado, por el escaso peso de la misma, a lo que habría que añadir su debilidad “cualitativa”, y por otro, la trayectoria de continuo decrecimiento, aunque la pendiente sea muy leve. El tipo de crecimiento que propicia el modelo industrial vigente es fuente de situaciones de desequilibrio, tanto por su polarización en torno a muy pocas actividades desligadas del resto del tejido productivo, como por su localización espacial. Para los servicios, a pesar de que dentro de la estructura económica de Andalucía, los servicios hayan visto ascender su participación hasta representar más del 60% del mismo, no puede decirse que la economía andaluza tenga una especialización productiva ligada al sector servicios. En el caso del centro sí que, aún más acentuado que en la industria, la participación está muy por encima del porcentaje de su población. La evolución decreciente de la productividad en el sector, que se separa de la de las áreas centrales, así como el predominio de servicios “tradicionales” en contra de lo que sucede en el centro, así como otros síntomas que van en la misma dirección, (proliferación de pequeños establecimientos en “hostelería”, mayor importancia de la venta ambulante, etc.), junto con la intensa “modernización” que ha experimentado una parte de las actividades de servicios en Andalucía, -nuevas formas comerciales y de distribución, servicios a las empresas, y otras expresiones del papel de los servicios en el nuevo modelo productivo-, confirman la persistencia de un sector dualizado que continúa en gran medida sirviendo como refugio de capitales y mano de obra desocupados. Desde el punto de vista de las desigualdades, el desarrollo del capitalismo periférico andaluz ha generado algunos procesos complementarios de interés que se pueden resumir en los siguientes: la centralización del excedente agrario, la tercierización regresiva de la economía,

la utilización intensiva de los recursos naturales y la extraversión de las cadenas productivas y la renta andaluza. Respecto a la centralización del excedente agrario, en los últimos tres decenios se ha producido un vertiginoso proceso de modernización de las estructuras agrarias andaluzas que ha convertido a la mayor parte de las antiguas “tierras” en auténticas explotaciones empresariales. Sin embargo, esta modernización no siempre ha llevado consigo un auténtico proceso de innovación y mejora cualitativa de la estructura agraria sino que se ha basado en la consecución de altas tasas de rentabilidad a través de la reducción de gastos (especialmente de mano de obra), del aprovechamiento muy intensivo (y demasiadas veces no sostenible) de los recursos y en la disminución del riesgo asumido en la explotación del negocio agrario. Este tipo de lógica, que ha venido de la mano de una intensiva presencia de capital extranjero a los canales de distribución y comercialización vinculados a la producción agraria, ha producido una fuerte concentración de excedente que consecuentemente lleva consigo una peor distribución de la renta del sector primario en Andalucía. Todo ello se traduce, desde el punto de vista de la distribución, y por tanto de la generación de desigualdades, en la conformación en Andalucía de una “agricultura sin agricultores” (Delgado 1993), a diferencia del modelo de la Unión Europea. En los territorios industrializados, el sector terciario se especializa en la oferta de servicios de acompañamiento de la actividad industrial. Pero el sector servicios hiperdesarrollado en Andalucía se haya vinculado preferentemente a actividades de bajo valor añadido y baja productividad. Lógicamente, esta situación, que sólo ha comenzado a apuntar un cierto cambio de tendencia en los últimos años gracias al desarrollo de nuevas actividades vinculadas en mayor medida a las nuevas tecnologías de la información, ha producido un efecto importante sobre la estructura salarial andaluza y por ende en la distribución de la renta. Al finalizar 2006, el coste laboral medio en Andalucía era aproximadamente un 10% más bajo que el nacional. El modelo de crecimiento de la economía española en general y de la andaluza en particular se ha centrado en los denominados "milagros sin mañana". De ese modo, dicho modelo se ha basado en un uso no sostenible de los recursos naturaleza y ambientales y en la construcción. El problema radica en que, como ha puesto de manifiesto recientemente Manuel Delgado (2006), buena parte de la modernización economía andaluza ha consistido en especializarla en ese tipo de actividades cuyo coste en términos de sostenibilidad no se hace hoy día visible en las estadísticas macroeconómicas al uso. Al no registrarse esos costes, resulta que las actividades o espacios especializados en la utilización intensiva de los procesos que los generan resultan subretribuidos, es decir, literalmente empobrecidos. Finalmente, la consecuencia de todos estos factores típicos del capitalismo de periferias es que se termina restringiendo radicalmente la generación de rentas endógenas en los espacios periféricos, como ha sido el caso de Andalucía en los últimos decenios. El seguimiento de la distribución funcional de la renta en Andalucía (Torres 1993 y 1995) ha puesto de manifiesto que en los últimos decenios la efectiva convergencia de Andalucía con el conjunto estatal se ha producido por la vía del incremento de las transferencias y no como consecuencia de un incremento efectivo de su capacidad de generación de rentas internas o endógenas. Eso es el resultado de un doble proceso, a saber: por un lado de la disminución de las fuentes endógenas de generación de renta, como consecuencia de la pérdida de tejido productivo; por otro, directamente de la extraversión de rentas hacia fuera de Andalucía como resultado de la incorporación estratégica de intereses externos a la economía andaluza.

La Bahía de Cádiz y su entorno en el marco territorial andaluz Andalucía ha sido históricamente una región con un sistema de poblamiento bien distribuido y equilibrado. Hasta mediados del siglo XX la red de ciudades que cubre el territorio andaluz desde tiempos medievales tuvo pocas alteraciones. Se trata, en la mayoría de los casos, de agrociudades donde la población se empleó principalmente en el sector agrario y, puntualmente, en otras actividades primarias. En las tres últimas décadas se han producido importantes cambios en la estructura productiva de Andalucía. En consonancia con estas transformaciones, la evolución territorial de Andalucía presenta las tendencias significativas siguientes. Por un lado, la consolidación de un conjunto de grandes ciudades (las capitales de provincia más Jerez de la Frontera y Algeciras) donde se concentran las actividades industriales y terciarias, dando lugar a procesos de formación de ámbitos metropolitanos. Además, se produce el desarrollo de un potente tejido urbano litoral cuyas principales especializaciones productivas son el turismo y las agriculturas intensivas. Respecto al interior de la región, se mantienen la relevancia relativa de las ciudades de tamaño medio en los casos en los que se ha producido la modernización de la estructura productiva de las tradicionales agrociudades. Por último, se ha producido un debilitamiento del poblamiento de las áreas de montaña, las más afectadas por la crisis de los sistemas agrarios tradicionales. El modelo económico andaluz y su evolución temporal tienen una traducción territorial que queda reflejada en la dinámica demográfica andaluza. Una dinámica integrada por tres grupos de municipios claramente diferenciados en su trayectoria durante las dos últimas décadas del siglo XX y principios del XXI. Por una parte, un amplio conjunto de municipios pierde población. Estas localidades forman parte en la mayoría de los casos de las áreas de montaña, y conforman un espacio que comprende más de la mitad del territorio andaluz. Esta zona de la Andalucía del interior presenta una amplia coincidencia con las áreas en las que la cantidad de trabajo utilizado por la agricultura es menor. Se trata de municipios en los que el declive de la agricultura tradicional no ha sido compensado por otras alternativas económicas capaces de detener su deterioro demográfico, quedando su base económica, débil y muy poco diversificada, al margen de los procesos de crecimiento y acumulación que han prevalecido en las últimas décadas. Un segundo grupo de municipios está conformado por aquellos en los que el crecimiento demográfico no ha sido negativo pero sí moderado, de modo que puede decirse que mantienen su participación en el total andaluz (alrededor de la mitad). Se trata de un conjunto de municipios, la denominada en algunos casos como Andalucía Agrícola del Interior, o simplemente medio rural andaluz que conforman casi la tercera parte del territorio andaluz y que básicamente se estructura alrededor del Valle del Guadalquivir. En muchos de ellos la agricultura proporciona una cantidad mayor de trabajo de la que tenía el grupo anterior, y, en general, tienen una base económica más diversificada, con cierta relevancia de procesos industrializadores en especial en la agroindustria. El tercer grupo está formado por el ámbito más dinámico del territorio andaluz y comprende aproximadamente una quinta parte del mismo. Básicamente comprende las áreas metropolitanas conformadas por las capitales de provincias, con economías diversificadas donde se sitúan en gran medida las actividades y funciones más relevantes dentro del territorio andaluz, relacionadas con la industria y los servicios, y el litoral, con una dinámica económica muy

vinculada al turismo y/o las nuevas agriculturas. La concentración espacial de las empresas más innovadoras en las capitales de provincia es un ejemplo relevante en este sentido. En definitiva, se puede observar un retroceso de la zona del interior, en especial las zonas o áreas de montaña, mientras avanza la concentración de la población en las áreas urbanas y el litoral. En algo menos de la quinta parte del territorio andaluz se localiza ya la tercera parte de la población andaluza. Se asiste por tanto a desequilibrios territoriales en un modelo que se asemeja a la denominada “economía de archipiélago” (Veltz, 1999). Así, los espacios más dinámicos, la franja litoral y las grandes aglomeraciones urbanas, son los mejor conectados, entre sí y con el exterior, y, por otro lado, se extienden espacios sumergidos, apartados de los principales procesos de crecimiento y acumulación, aunque en ellos se sitúa una parte muy importante del patrimonio natural de Andalucía, cumpliendo en este sentido funciones fundamentales para el mantenimiento y la reproducción del modelo de crecimiento. Desde el punto de vista territorial, la provincia de Cádiz presenta dos rasgos peculiares básicos: uno, es el territorio más meridional de la Península Ibérica; y dos, presenta una gran diversidad y variedad interna de comarcas naturales. Se distinguen claramente tres grandes espacios o comarcas naturales, la costa, la campiña y la sierra. Estos tres espacios proporcionan una gran complementariedad de usos. Cádiz es la provincia más descentralizada de Andalucía, pues en la capital reside algo más del 10% de la población y la segunda ciudad (Jerez) tiene más habitantes. Además de esta ciudad, es muy amplio el grupo de ciudades que sobrepasan los 20.000 habitantes, con lo que existe una clara distribución de núcleos. El territorio objeto de estudio, la Bahía de Cádiz y su entorno territorial más próximo, se compone de las comarcas y municipios enmarcados dentro del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (2006) en las dos siguientes unidades territoriales: el "Centro Regional Bahía de Cádiz-Jerez" y la "Costa Noroeste de Cádiz". Los municipios objeto de estudio pertenecen o a un área metropolitana o a una zona de litoral, por lo forman parte del ámbito más dinámico del territorio andaluz. El Plan de Ordenación Territorial de Andalucía califica de unidad de centro regional a la zona de Bahía de Cádiz-Jerez. Este Centro Regional está compuesto por Cádiz, Chiclana de Frontera, Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, Puerto Real y San Fernando. Este territorio se puede dividir a su vez en la Bahía de Cádiz y el Marco o Campiña de Jerez. En el contexto del subsistema de ciudades andaluz, este centro regional tiene un rango urbano de tamaño intermedio. Es una de las aglomeraciones urbanas más complejas y de mayor dimensión de todas las existentes en Andalucía, al representar la tercera concentración urbana de Andalucía, en cuanto a población y actividad económica, detrás de Sevilla y Málaga. Además, constituye uno de los principales puntos de localización de la actividad industrial de Andalucía. En ese sentido, coexisten municipios con una fuerte actividad industrial (en los sectores naval, de automoción y aeronáutico) y municipios con una fuerte componente agrícola y de industria agroalimentaria, complementada con otras actividades, turísticas y de servicios. Por otro lado se encuentra la unidad territorial "Costa Noroeste de Cádiz", donde se localiza Chipiona, Trebujena, Rota y Sanlúcar de Barrameda. El POTA lo caracteriza como unidad organizada por redes de ciudades medias litorales. Ocupa la esquina occidental del litoral gaditano y tiene una posición estratégica en el límite entre las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. El sistema urbano se dispone en torno al eje litoral y sus principales núcleos urbanos se

emplazan en el borde costero. La mayor parte de la población se concentra en dichos núcleos. Sanlúcar de Barrameda constituye la ciudad principal, le siguen Rota y Chipiona, todos ellos muy distanciados de Trebujena en cuanto a número de habitantes.

Demográficamente, y en la década que transcurre e 1998 a 2008, el conjunto de los diez municipios analizados han aumentado su población de 680.384 a 748.545 habitantes. El Centro Regional Bahía Cádiz-Jerez denota como principal particularidad el estancamiento y pérdida de población de la capital, fundamentalmente por la falta de espacios y, en contrapartida, el crecimiento demográfico del resto de municipios que integran esta unidad territorial. Por su parte, a excepción de Trebujena, el resto de municipios que integran la Costa Noroeste también ha aumentado su población en la década que transcurre de 1998 a 2008. Población total. Población total 2008 Población total 1998 (Padrón) (Padrón) Cádiz

127.200

143.129

Chiclana de la Frontera

76.171

55.494

Chipiona

18.447

15.989

205.364

181.602

Puerto de Santa María (El)

86.288

73.728

Puerto Real

39.648

33.415

Rota

27.918

24.704

San Fernando

96.155

84.014

Sanlúcar de Barrameda

64.434

61.382

6.920

6.927

748.545

680.384

1.214.807

1.101.906

Jerez de la Frontera

Trebujena Total 10 municipios Total Cádiz Fuente: SIMA.

El poblamiento de la Bahía gaditana está organizado por el centro regional de Cádiz. Bajo su área de influencia se sitúan diversas ciudades medias, donde se está produciendo una marcada tendencia a la multipolaridad del poblamiento y con un crecimiento mayor de la población. La orientación funcional de los distintos municipios se puede sintetizar de la siguiente manera: Cádiz y San Fernando son dependientes de los asentamientos interiores y en especial de Puerto Real. El conjunto formado por los tres núcleos de población concentra el 70% de la actividad y movilidad de la aglomeración. El Puerto de Santa María conforma el vado sobre el Guadalete y es el nexo de las relaciones entre la Bahía, la Costa Noroeste y Jerez de la Frontera. Por último,

Chiclana de la Frontera es un municipio con relaciones funcionales con los restantes municipios de la Bahía y con los municipios de la Janda. Por otro lado se encuentra el municipio de Jerez. Se trata de un municipio de gran tamaño físico, hasta el punto de representar el 63,2% de la extensión del centro regional Bahía de Cádiz- Jerez. El ámbito de la Campiña de Jerez tiene una población que supera los 200 mil habitantes, lo hace que en términos de población su peso gire en torno al 30% del centro regional analizado. Jerez presenta una evolución demográfica estable a corto plazo y ligeramente positiva a medio plazo. Además de por el Centro Regional Bahía de Cádiz- Jerez, el territorio objeto de estudio está compuesto por la comarca de la Costa Noroeste de Cádiz. Respecto a las relaciones de la comarca con su entorno más cercano, puede afirmarse que la Costa Noroeste tiene un alto grado de relación tanto con la Bahía de Cádiz como con la ciudad de Jerez de la Frontera. Esto se comprueba observando el volumen diario de desplazamientos por motivos de trabajo y ocio, así como la intensidad media diaria de tráfico de las carreteras que comunican a estos núcleos de población. Cabe destacar el hecho de que la población aumenta considerablemente en época estival debido al turismo. Se estima que aproximadamente noventa mil personas se trasladan en verano a la Costa Noroeste por motivos de ocio y recreo. Elementos generales de la evolución socioeconómica de la Bahía de Cádiz y su entorno La actividad portuaria es esencial para entender la evolución socioeconómica del este espacio, pues su posición atlántica y la fácil conexión con el interior peninsular a través del Valle del Guadalquivir le han conferido un valor estratégico en las relaciones marítimas. Así, tanto la actividad estrictamente portuaria como la relacionada con la misma, construcción de barcos o de defensa, han constituido el motor y razón de ser de la mayor parte de los municipios analizados hasta fecha reciente. La actividad portuaria favoreció además el establecimiento de grandes manufacturas de carácter estatal como tabaco, armamento o astilleros, conformando un tejido industrial y comercial inusual en la región. El crecimiento y expansión de este tejido se mantuvo hasta la segunda mitad del siglo XX, aunque en la actualidad la economía de la Bahía está sujeta a un proceso de transformación y reconversión. Pese a la dureza de este proceso de ajuste, la Bahía constituye uno de los principales tejidos industriales de la región. Aunque comparte muchos elementos con el área metropolitana de Bahía de Cádiz, Jerez dela frontera tiene una entidad propia desde el punto de vista socioeconómico. Ésta se basa en su especialización histórica como gran ciudad bodeguera que desde hace varios siglos exporta sus vinos al resto del mundo (comparable a Oporto o Burdeos). Además, el interior del término municipal la convierte en una ciudad agraria especializada en cultivos intensivos (remolacha, algodón o cereales) y que completan la estructura industrial agroalimentaria con la presencia de las mayores fábricas azucareras de Andalucía. Además, existen industrias pequeñas y medianas en otros ramos como el de harinas, pan y confitería industrial, o los productos lácteos y cárnicos. La provincia de Cádiz, globalmente considerada, es una de las provincias españolas y andaluzas de más temprana industrialización. Desde el siglo dieciocho a la actualidad se han producido numerosos procesos de industrialización, no siempre vinculados con los recursos naturales y usos primarios del territorio. La Bahía de Cádiz conoce un desarrollo industrial y comercial muy temprano, vinculado a su condición de metrópolis en el "Comercio de Indias" y de emplazamiento defensivo estratégico en el contexto peninsular. Las industrias militares y navales llevan varios siglos implantadas en la zona, y han creado un marco o contexto productivo y

laboral que han atraído a otras actividades productivas. Lo mismo puede decirse de los complejos bodegueros de ciudades como Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda o El Puerto de Santa María. En el siglo dieciocho las industrias andaluzas que contaban con una cierta importancia estaban ligadas al sector público. Destacaban las fábricas de tabacos de Sevilla y Cádiz y el arsenal gaditano de La Carraca. No obstante, el sector industrial no dejaba de ser muy débil por lo que era incapaz de abastecer la demanda de las colonias. Esto hizo que los puertos de Sevilla y Cádiz se convirtieran en puertos privilegiados en el intercambio colonial y en ambas ciudades se establecieran un importante número de comerciantes tanto nacionales como extranjeros. En la primera parte del siglo diecinueve, Jerez de la Frontera se convierte en una zona destacada en el cultivo de la vid y producción de vino. En 1874 comenzó a venderse el vino embotellado lo que significó la potenciación de la industria. A finales de este sigo llegó a Jerez la filoxera, lo que no impidió el crecimiento de esta industria e incluso se desarrolló industria auxiliar. En la Bahía de Cádiz se han concentrado unos establecimientos productivos con un gran tamaño medio. Además de los astilleros, en la década de los ochenta del siglo veinte se localizaban en este territorio las siguientes grandes unidades productivas: la factoría San Carlos de San Fernando dedicada a la producción de armamento, calderas y demás productos relacionados con la construcción naval; Construcciones Aeronáuticas SA, en Cádiz y perteneciente en aquella época al Instituto Nacional de Industria (INI) y dedicada a la construcción y reparación de aeronaves, principalmente helicópteros militares; y la General Motors, en Puerto Real, que con una plantilla de 1.100 trabajadores se dedicaba a la fabricación de componentes de suspensión y mecanismos de dirección. También se encontraba en Cádiz la empresa Tabacalera SA, que formaba parte del Patrimonio del Estado y que empleaba a 1.000 personas. En Jerez de la Frontera, por su parte, se localizaban tres empresas con plantillas superiores a los 500 trabajadores, dos de ellas dedicadas a la fabricación de bebidas alcohólicas (Pedro Domecq, SA, y González Byass Co. Ltd.), y una tercera dedicada a la fabricación de vidrio hueco, Vidrieras Españolas SA, especializada en la fabricación de envases para abastecer la industria vinícola jerezana. La actividad portuaria favoreció el establecimiento de grandes manufacturas de carácter público que conformaron un tejido industrial y comercial inusual en la región, cuyo crecimiento y expansión se mantuvo hasta la segunda mitad del siglo pasado. En la mayoría de las ocasiones, las grandes empresas eran total o parcialmente propiedad del Estado y estaban controladas por la Dirección General del Patrimonio del Estado o por el Instituto Nacional de Industria (INI). Al igual que en otras zonas y regiones poco industrializadas, la participación directa del sector público en la economía e industria local era un aspecto primordial. Por tanto, las políticas de reconversión industrial realizadas en aquella época han tenido enormes consecuencias para la socioeconomía de la Bahía. En la Bahía de Cádiz se ha concentrado la mayor parte de la industria de la construcción naval andaluza. Aunque se trata de un sector con presencia en la zona desde mediados del siglo diecinueve, su verdadero desarrollo tiene lugar en los años setenta del siglo veinte. Las causas del crecimiento del sector hay que buscarlas en la sustitución como fuente de energía básica del carbón por el petróleo. La creciente demanda de hidrocarburos transportados fundamentalmente por vía marítima dio lugar a un desarrollo del sector de la construcción naval que, buscando conseguir rebajar los costes de transporte, ofrecía al mercado buques cada vez mayores. A

estas razones de carácter económico se unieron otras de carácter político, ya que las crecientes tensiones en la zona del Golfo Pérsico no hacían muy segura la utilización de la ruta del Canal de Suez, que se cierra en 1967 y es sustituida por la mucho más larga ruta del Cabo de Buena Esperanza. Este cambio de trayectoria marítima era una nueva razón que justificaba la construcción de buques de gran tamaño. Ante esta situación, la política industrial española consideró de interés potenciar el desarrollo del sector de la construcción naval. Esta industria se estructuró en Andalucía del siguiente modo: en Puerto Real se localizaban las más modernas instalaciones del país, pertenecientes a la empresa Astilleros Españoles SA (AESA), dedicadas a la construcción de superpetroleros; en Cádiz las instalaciones de esta misma empresa se orientaban fundamentalmente a la reparación de buques, mientras que en San Fernando, la Empresa Nacional Bazán se especializaba en la construcción de buques militares y mercantiles. Todas estas empresas eran de capital público y su presencia en la zona ha respondido a criterios de la autoridad económica planificadora. La estrategia consistió en potenciar considerablemente la dimensión de las instalaciones sacrificando a la industria auxiliar. Posteriormente, y debido a la crisis, el sector de la construcción naval comienza a no ser rentable por lo que comienzan las reestructuraciones que de modo periódico han afectado al sector. Desde mediados de la década de los años ochenta del siglo veinte se asiste a la crisis de las grandes industrias de iniciativa pública que constituían hasta entonces la principal orientación manufacturera de la zona. La escasa diversificación productiva y el gran tamaño medio de los establecimientos productivos ha producido que las diversas crisis que han afectado a los sectores en los que se especializa ha condicionado en gran medida la vida socioeconómica del área. Además, en términos generales, estas grandes industrias estaban bastante desintegradas de la economía local y regional. Eran industrias orientadas al exterior, que responden más a necesidades de otras regiones y países que a las de la zona en la que están insertas. En la actualidad la economía de la Bahía está sujeta a un proceso de trasformación y ajuste, aunque se mantiene una importante presencia de actividades industriales que caracterizan a la Bahía de Cádiz como uno de los principales tejidos industriales de la región. La estructura productiva del área metropolitana Bahía de Cádiz se caracteriza, a grandes rasgos, por la existencia de una clara dualidad en las actividades económicas existentes. Por un lado se encuentran las actividades primarias y terciarias tradicionales, es decir, la pesca, la actividad salinera, el puerto o el comercio. Por otro lado, se encuentran las actividades manufactureras o las terciarias más modernas, entre las que destacan los astilleros o el turismo. Las actividades productivas en la Bahía de Cádiz- Jerez se caracteriza a principios del siglo XXI por la existencia de complejos agroalimentarios e industrias militares y de material de transporte (automoción, naval y aeronáutica). Se trata de subsectores industriales promovidos por los poderes públicos en épocas pretéritas, en el segundo caso, o por el aprovechamiento de los recursos naturales de la zona, en el primer caso de la industria agroalimentaria. En la actualidad, estas especializaciones se encuentran en procesos de reestructuración y, además, la zona objeto de estudio ha quedado al margen de la implantación de parques tecnológicos como los de Málaga y Sevilla, con orientaciones productivas más asociadas a la incorporación de nuevas tecnologías y al creciente peso de las actividades de I + D. Por otro lado, y tal y como ocurre en gran parte del litoral andaluz, en la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez y la comarca de la Costa Noroeste gaditana se han desarrollado los sectores más dinámicos de la economía regional, a saber, la agricultura intensiva y el turismo (además de la

construcción asociada a esta actividad). Estos sectores se han convertido en las actividades más competitivas desde el punto de vista económico. Asociado a lo anterior, estos espacios afrontan importantes problemas de ordenación del territorio y de gestión de los recursos naturales que pueden llegar a cuestionar la perdurabilidad del modelo de desarrollo. La estructura productiva territorial de la Bahía de Cádiz y su entorno a principios de siglo XXI La agricultura andaluza en general, y la de los espacios analizados en particular, tiene dos partes muy diferenciadas. Por un lado se encuentra una parte que cada vez se encuentra más en “fuera de juego” y que subsiste debido a las subvenciones de la UE. En este grupo se encuentran los cultivos de cereales, girasol, algodón y viñedo. En la otra parte se encuentran las denominadas “nuevas agriculturas”, muy competitiva pero con diverso problemas de vulnerabilidad. La división regional del trabajo en Europa reserva al sur un modelo de agricultura mediterránea intensiva, de cultivos "forzados". Frente a las agriculturas del norte, centradas en cultivos industriales, carne y leche, la especialización agraria andaluza viene dedicándose cada vez más a la "fabricación" de productos hortofrutícolas, dentro de una "agricultura forzada", hiperintensiva en el uso de energía, recursos naturales (en especial el agua), capital y trabajo, que aprovecha la flexibilidad y la capacidad de adaptación de la explotación familiar y la disponibilidad de mano de obra inmigrante. Esta especialización ha provocado que en el territorio andaluz se localice a principios de siglo XXI aproximadamente la tercera parte de la producción de hortalizas del total producido en la UE (Moreno, I. y Delgado, M., 2002). Estas transformaciones estimulan una creciente "racionalización" de las explotaciones agrarias, con incidencias sociales y medioambientales de gran relieve. En lo social, esa “racionalización” y “modernización”, medida por el ritmo de crecimiento de la productividad, se ha mantenido muy elevado en las últimas décadas, siempre a costa de una intensa reducción del empleo. En lo medioambiental, las repercusiones de las nuevas relaciones establecidas entre agricultura y naturaleza puede resumirse para el caso andaluz en problemas como los procesos de erosión y mineralización de los suelos, la contaminación de aguas superficiales y acuíferos, la reducción de parajes naturales y zonas húmedas o la deforestación. En la zona específica de la Bahía (los municipios de Cádiz, San Fernando, Chiclana, El Puerto de Santa María y Puerto Real), el peso relativo del sector primario desde el punto de vista productivo resulta limitado. Sin embargo, tiene una fuerte incidencia en la organización de la aglomeración tanto por su papel de inhibidor del desarrollo urbano como por servir de soporte para garantizar el reconocimiento del territorio, la protección del paisaje y la calidad ambiental del conjunto. Los distintos ambientes marinos han sido objeto de aprovechamientos primarios seculares. Una tercera parte de la Bahía son marismas transformadas dedicadas tradicionalmente a la actividad salinera. La crisis de la actividad salinera de mediados del siglo XX ha ido acompañada de la emergencia de la acuicultura, que también sustituye a la pesca artesanal de estero. Por otro lado, se ha producido una pérdida de viñedo en las áreas de campiña. Esta circunstancia ha dado como resultado la rápida transformación en áreas parceladas con fines urbanísticos, al margen del planeamiento, con los consiguientes problemas sobre el medio ambiente, incidencia negativa en el paisaje y presión sobre las infraestructuras. Las escasas zonas en regadío existentes son las más estabilizadas en el uso y de mayor productividad. Los ámbitos que mantienen este tipo de explotación son los Llanos de Guerra

(Puerto Real) con aprovechamiento del acuífero, y la campiña de bujeos en El Puerto de Santa de María que forma parte de los riegos de la Costa Noroeste. En el medio rural de la Costa Noroeste de Cádiz se produce en los últimos años una importante transformación de la actividad agrícola que ha dado como resultado la coexistencia de la agricultura tradicional (viñedo y cereal) junto a amplias superficies ocupadas por cultivos en regadío (agricultura intensiva y mecanizada). Los cambios han consistido principalmente en la sustitución de parte de viñedo por una agricultura intensiva bajo plástico donde la flor cortada y las diversas hortalizas son los principales cultivos. Esta agricultura es altamente productiva y hace uso de sustancias químicas, plásticos y gran cantidad de agua para riego. Todo esto ha motivado que por un lado exista una agricultura tradicional basada en la horticultura en navazos, y por otro una nueva horticultura y floricultura forzada y en invernaderos. La costa noroeste de Cádiz se encuentra entre las localizaciones de las "nuevas agriculturas" andaluzas. La producción se concentra en terrenos ecológicamente muy vulnerables y bajo fuertes limitaciones de agua y suelo, que han sido forzadas por el uso de nuevas tecnologías e innovaciones en un denso entramado productivo en el que predominan de forma casi absoluta las pequeñas explotaciones familiares, aunque con tendencia al uso cada vez mayor de fuerza de trabajo asalariada. La implantación y consolidación del aprovechamiento agrícola, aunque cuenta con numerosos actores a su favor como son las buenas condiciones climáticas y edáficas del territorio, diversidad de productos, alto nivel de tecnificación, elevado nivel de producción y rentabilidad, amplia dotación de zonas regables, etc. Estas circunstancias hacen que esta actividad pueda consolidarse como un sector sólido, motor fundamental de la economía comarcal. Sin embargo, esta actividad también establece fuertes repercusiones y exigencias al territorio. En primer lugar, exige enormes requerimientos hídricos para garantizar el riego continuo de las miles de hectáreas puestas en regadío. En segundo lugar, esta actividad genera volúmenes considerables de plásticos y residuos orgánicos agrícolas, que plantean la necesidad de ser recogidos y transformados con el objeto de conseguir su eliminación e impedir que se generen impactos visuales. En tercer lugar, el deterioro de la calidad ambiental y paisajística causada por la implantación espontánea y sin ordenación previa esta agricultura intensiva y muy tecnificada que se plasma en la presencia de vertidos difusos y en la percepción de un desorden generalizado en cuanto a la implantación de usos y actividades. Por último, existen mayores exigencias de dotaciones, instalaciones de servicio e infraestructuras (motivadas en parte por la alta accesibilidad requerida por este sistema productivo) que no han sido resultas y que ha planteado tensiones en el territorio. En relación con otros subsectores económicos primarios, la pesca y las producciones derivadas ha sido un aprovechamiento relevante en la zona. En Trebujena existe una cooperativa que comercializa la pesca obtenida en el Guadalquivir; el puerto de Bonanza de Sanlúcar es el tercer puerto pesquero de Andalucía. Sin embargo, se produce el estancamiento del sector pesquero en unos esquemas artesanales con modesta introducción de nuevas técnicas de producción (acuicultura). Las actividades agrícolas tienen más arraigo en el Marco de Jerez que en el resto de las áreas económicas y territoriales analizadas. Además de la tradicional actividad vitivinícola, tanto los cereales como otros cultivos industriales y productos hortofrutícolas tienen que ser tenidos en cuenta a la hora de configurar el perfil agrícola de la Campiña Jerezana. En el municipio han

funcionado dos fábricas azucareras de una empresa multinacional que transformaba la producción de remolacha de la provincia. En 2008 deja de funcionar una y la otra se ha remodelado y ampliado para refinar remolacha procedente de Andalucía y del Tercer Mundo. La principal especialización productiva de Jerez es la industria alimentaria vinculada a la actividad vitivinícola. Esta actividad también destaca en las localidades del Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda. En todas estas localizaciones ha generado una industria auxiliar de cierta importancia. El sector agroindustrial es especialmente importante y muy dependiente de la producción vitivinícola, la cual supone más del 30% del empleo del sector secundario. En esta industria hay que añadir a parte la transformación de vidrio, papel y corcho. Además de Jerez, pertenecen a este complejo agroalimentario Chiclana de la Frontera, El Puerto de Santa María y Rota. No obstante, es en Jerez y el Puerto donde se concentran la empresas productoras de finos y brandy. Más de la mitad de las industrias se localizan en el término municipal de Jerez. Pertenecen a él un conjunto de 120-140 empresas, de las que 90 son bodegas de elaboración (o crianza o expedición) de los diferentes productos finales (jerez, manzanilla , vinagre y brandy) y el resto constituyen proveedores, bodegas de producción y empresas afines e industria auxiliar. Emplea unas 15.000 personas. Factura unos 600 millones de euros, de los que un 70% corresponde al brandy, y un 25% a los vinos de jerez y manzanilla. La mayor parte de las bodegas son pequeñas. Respecto a la industria, se puede realizar una breve síntesis de las principales características del sector en el ámbito territorial objeto de estudio siguiendo las propias del sector industrial andaluz. En primer lugar, existe una clara dependencia de decisiones empresariales tomadas fuera del territorio objeto de análisis. Existe una importante concentración de la producción en muy pocos establecimientos de gran dimensión. La casi totalidad de estos establecimientos industriales se encuentran en manos de capital foráneo, ya sea de grandes empresas multinacionales privadas, ya sea del sector público español. En segundo lugar, la industria local se caracteriza por su heterogeneidad estructural. Algunos de los principales subsectores están compuestos, por un lado, por un pequeño número de empresas de mediana y gran dimensión, con mecanismos de gestión y producción muy avanzados y, por otro lado, por un gran número de pymes, muy atrasadas en todos los ámbitos empresariales. Esta situación provoca la subordinación de las pequeñas empresas a las de mayor dimensión y unos procesos de subcontratación o descentralización productiva en la que las pymes asumen un papel de sometimiento a las estrategias empresariales de los grandes establecimientos y unidades productivas. La descentralización productiva conlleva la reducción y fragmentación de la gran empresa y de la cadena de montaje fordista y constituye uno de los pilares del nuevo modelo de organización productiva y la tendencia flexibilizadora o reorganizativa que mejor sintetiza el cambio de modelo productivo (Gil, 2000). A grandes rasgos, la descentralización productiva consiste en la desintegración del proceso productivo en un número creciente de fases realizadas en establecimientos separados y de tamaño medio decreciente, bien perteneciente a la misma empresa multiplanta o a las empresas diversas. En una primera tipología podemos distinguir entre las deslocalizaciones hacia otros países o la descentralización en el interior del propio país. Entre los primeros es típica la deslocalización de sectores industriales muy intensivos en mano de obra hacia países con menores garantías sindicales, con la finalidad, principalmente, de

rebajar costes laborales. La descentralización productiva en el interior de los países industrializados conlleva la desestructuración de la gran fábrica fordista para diseminar la producción en el conjunto del territorio mediante las empresas auxiliares, las subcontratas, el trabajo clandestino y a domicilio. En este segundo tipo también disminuyen los costes laborales con la aparición del paro estructural y masivo, la precariedad laboral y la desaparición de la solidaridad en la fábrica difusa (García Rey, J., 1999). En la Bahía de Cádiz se asienta una área metropolitana relativamente madura que ha aprovechado su situación estratégica en el plano defensivo para el desarrollo tradicional de su industria naval y militar, que luego se ha diversificado con la implantación de otras industrias de bienes de equipo (automoción, electrónica, obras civiles, etc.). Las actividades productivas industriales se caracterizan por un gran protagonismo del sector público y la presencia de empresas multinacionales de capital foráneo, sobre todo en las industrias militares, material de transporte y componentes de automoción y electrónicos. Durante gran parte del siglo veinte el "motor" económico de la bahía gaditana ha sido sus grandes industrias, que se pueden dividir en dos grandes grupos: el sector naval, las industrias militares y su industria auxiliar; el sector aeronáutico Los orígenes del sector naval y las industrias militares se remontan al siglo XVIII. Ha creado mucho empleo históricamente en la Bahía concentrados en las grandes factorías de Cádiz, San Fernando y Puerto Real. En los últimos años se ha producido una importante reestructuración. A partir de 2005 los antiguos astilleros IZAR se segregaron en las divisiones militar y civil. La primera ha continuado bajo titularidad estatal (SEPI) y tiene como nueva denominación NAVANTIA, la segunda ha pasado a manos privadas. NAVANTIA subcontrata un amplio abanico de servicios. La industria auxiliar se encarga de hasta el 80% del trabajo total de los astilleros. En la Bahía funcionan cerca de 50 empresas auxiliares (unos 2.200 puestos de trabajo). La mayor parte son empresas complementarias y de bienes de equipo, y el resto son servicios, talleres y empresas de ingeniería. Los orígenes del sector aeronáutico se remontan a la primera mitad del siglo XX y está integrado en un complejo productivo común con el de Sevilla capital. Destacan dos grandes factorías en Puerto Real (AIRBUS) y El Puerto (CASA-EADS), con una gran industria auxiliar, implicadas en sendos proyectos de aviación civil y militar del Consorcio Aeronáutico Europeo. La principal empresa EADS-CASA construyó hace poco una planta en el término municipal de El Puerto, que participa en el proyecto del A 380 (4000 empleos directos e indirectos). En las dos últimas décadas el siglo XX han surgido algunas grandes industrias de bienes de equipo que compensaron, en cierta manera, las pérdidas producidas en otras grandes industrias tradicionales. Aprovechan las ventajas concernientes a una maduro ambiente empresarial y la excelente accesibilidad marítima y por carretera de la Bahía gaditana. Estos ramos de actividad son los siguientes: el sector de las construcciones civiel y el sector de la automoción y la electrónica. En el primero de estos sectores destaca una gran factoría (Dragados Offshore) en Puerto Real, especializada en la construcción de plataformas gasistas, y la empresa de construcción VIPREN, con más de mil empleos situada en Chiclana. Por su parte, en los sectores de automoción y electrónica destaca Cádiz Electrónica y Visteon en El Puerto (VisternCádiz Electrónica). Ésta última es una empresa independiente de Ford que fabrica componentes que antes realizaba esta marca automovilística. Depende de la multinacional Vistern, con otras cuatro fábricas de componentes en España. En este grupo también se encontraba la factoría de

Delphi Puerto Real. Delphi Automoción se dedicaba a la fabricación de amortiguadores, rodamientos y otros componentes del automóvil. Pertenecía a la multinacional Delphi Automotive, con cerca de 200 fábricas y 185.000 empleados por todo el mundo. Respecto a la Costa Noroeste, no existe un sector industrial potente, siendo la industria agroalimentaria la única con representación, encontrándose ésta, además, a excepción del sector vitivinícola, en un nivel incipiente. La industria de transformación tiene algo más relevancia en Sanlúcar de Barrameda cuya ubicación en el casco urbano está ligada a la existencia de unas condiciones climáticas más favorables para la obtención de su principal producto: la manzanilla. A continuación se analiza el peso de la industria en la zona de estudio a través del índice industrial elaborado por el servicio de estudios de la Caixa 1. Según este índice, la comunidad autónoma de Andalucía representa el 11,3% del total nacional. Como se observa en la siguiente tabla, según este índice industrial, Cádiz es la segunda provincia andaluza en importancia industrial por detrás de Sevilla, suponiendo casi un 18% del total de Andalucía. Índice industrial % Total provincia Almería 1.100 9,7% Total provincia Cádiz 2.005 17,7% Total provincia Córdoba 1.283 11,3% Total provincia Granada 807 7,1% Total provincia Huelva 939 8,3% Total provincia Jaén 1.126 9,9% Total provincia Málaga 1.782 15,7% Total provincia Sevilla 2.304 20,3% Total CCAA Andalucía 11.346 100,0% Total España 100.000 Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario Económico de España 2008.La Caixa.

Al representar los valores de este índice industrial en el territorio, se pueden distinguir dos zonas industriales (o focos industriales) bien diferenciadas en la provincia de Cádiz: la zona Bahía de Cádiz-Jerez-Costa Noroeste de Cádiz y la zona de la Bahía de Algeciras. Índice industrial de los municipios Municipios San Roque Jerez de la Frontera Algeciras Cádiz Barrios (Los)

Índice industrial 524 331 274 144 131

Municipios Medina-Sidonia Benalup-Casas Viejas Vejer de la Frontera Alcalá del Valle Prado del Rey

Índice industrial 5 4 4 3 3

El nivel industrial de los municipios, provincias y comunidades autónomas se expone asimismo de manera comparada a través de números índices, que tienen como base el total nacional equivalente a 100.000 unidades. Este índice, elaborado por el servicio de estudios la Caixa, se calcula en función de la cuota tributaria (cuota de tarifa) del impuesto de actividades económicas (IAE) de la industria (incluida la construcción). Las estimaciones se refieren a 2006. El índice industrial es un índice simple que se obtiene del cociente de la cuota de la comunidad entre el total de cuotas de España y multiplicando el resultado por 100.000. Hay que tener en cuenta que este índice industrial es más bien un indicador de la importancia de la oferta y no de la demanda aunque para la determinación de la base imponible del impuesto se puedan tener en cuenta algunos aspectos. 1

Puerto de Santa María (El) Puerto Real San Fernando Chiclana de la Frontera Tarifa Sanlúcar de Barrameda Arcos de la Frontera Línea de la Concepción (La) Rota Ubrique Conil de la Frontera Barbate Chipiona Olvera Villamartín Jimena de la Frontera

100 78 65 61 59 54 53 29 14 11 10 8 7 6 6 5

Trebujena Alcalá de los Gazules Bornos San José del Valle Algodonales Bosque (El) Castellar de la Frontera Espera Gastor (El) Grazalema Paterna de Rivera Puerto Serrano Setenil de las Bodegas Algar Zahara

3 2 2 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 0

Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario Económico de España 2008.La Caixa.

Análisis a través del número de actividades industriales. Relevancia de las actividades industriales en los municipios seleccionados Importancia de la industria en los municipios seleccionados: 11 de los 41 municipios de la provincia aglutinan más del 56% de las actividades industriales y de construcción. Municipio Jerez de la Frontera Algeciras Cádiz Chiclana de la Frontera Puerto de Santa María (El) Sanlúcar de Barrameda San Fernando San Roque Ubrique Arcos de la Frontera Línea de la Concepción (La) Puerto Real Barrios (Los) Rota Conil de la Frontera Chipiona Prado del Rey Barbate Villamartín Tarifa Jimena de la Frontera Olvera Benalup-Casas Viejas Vejer de la Frontera Medina-Sidonia Algodonales Alcalá de los Gazules Trebujena

Act. industriales (industria y construcción) 2.005 1.164 1.045 939 753 742 616 558 512 467 412 332 304 282 271 210 172 166 157 152 140 124 106 104 101 57 56 56

% act. industriales (industria y construcción) 16,10% 9,40% 8,40% 7,50% 6,10% 6,00% 5,00% 4,50% 4,10% 3,80% 3,30% 2,70% 2,40% 2,30% 2,20% 1,70% 1,40% 1,30% 1,30% 1,20% 1,10% 1,00% 0,90% 0,80% 0,80% 0,50% 0,50% 0,50%

Bornos Bosque (El) Alcalá del Valle Paterna de Rivera San José del Valle Espera Puerto Serrano Castellar de la Frontera Setenil de las Bodegas Grazalema Zahara Algar Gastor (El) SUMA SUMA SELECCIÓN 10 municipios

55 46 39 39 39 37 35 31 31 30 21 20 17 12.443 6.980

0,40% 0,40% 0,30% 0,30% 0,30% 0,30% 0,30% 0,20% 0,20% 0,20% 0,20% 0,20% 0,10% 100,00% 56,10%

Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario Económico de España 2008.La Caixa.

IDEM CONTANDO SOLAMENTE LA INDUSTRIA (sin la construcción) Municipio Jerez de la Frontera Cádiz Ubrique Algeciras Sanlúcar de Barrameda Chiclana de la Frontera Puerto de Santa María (El) San Fernando Línea de la Concepción (La) San Roque Arcos de la Frontera Prado del Rey Puerto Real Barrios (Los) Chipiona Tarifa Conil de la Frontera Rota Villamartín Barbate Olvera Jimena de la Frontera Medina-Sidonia Vejer de la Frontera Bosque (El) Algodonales

Act. ind.2 % act. ind. 1.015 19,40% 460 8,80% 430 8,20% 394 7,50% 345 6,60% 321 6,10% 259 4,90% 238 4,50% 157 3,00% 145 2,80% 141 2,70% 130 2,50% 130 2,50% 120 2,30% 86 1,60% 82 1,60% 70 1,30% 69 1,30% 69 1,30% 68 1,30% 57 1,10% 52 1,00% 44 0,80% 36 0,70% 32 0,60% 31 0,60%

Se incluyen las siguientes actividades: Energía y agua, Extracción y transferencia de min. Energ y deriv.; ind. Quím; Industrias transf. De metales; mec. Precisión; Industrias manufacturetas 2

Benalup-Casas Viejas 26 0,50% Alcalá del Valle 23 0,40% Bornos 23 0,40% Trebujena 23 0,40% Puerto Serrano 22 0,40% Alcalá de los Gazules 20 0,40% San José del Valle 19 0,40% Grazalema 18 0,30% Setenil de las Bodegas 18 0,30% Paterna de Rivera 17 0,30% Zahara 13 0,20% Espera 12 0,20% Castellar de la Frontera 11 0,20% Algar 9 0,20% Gastor (El) 6 0,10% SUMA 5.241 100,00% SUMA SELECCIÓN 10 municipios 2.946 56,20% Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario Económico de España 2008.La Caixa.

Por su parte, el sector servicios andaluz en general, y el gaditano en particular, ha sido a lo largo de las últimas décadas el refugio de capitales y mano de obra desocupados. Destacan principalmente las actividades comerciales y las relacionadas con el turismo. En los últimos años la situación del comercio local se caracteriza por la competencia de la gran distribución de origen foráneo, y la falta de adaptación a los nuevos tiempos, de innovación y competitividad. Con la llegada de las grandes cadenas de distribución se reproduce en el sector comercial el mismo problema que en el sector secundario: el excedente creado sale de la economía local debido a la presencia del capital foráneo. De modo más específico, hay que destacar el carácter de capitalidad provincial de la ciudad de Cádiz. Esto conlleva que sobresalga por su dotación tanto en sanidad, educación, administración y servicios privados, etc., si bien en las últimas décadas se ha asistido, por la falta de espacios de la capital, a una diseminación de servicios, equipamientos y funciones entre los diversos municipios de la Bahía. Además, el gran mercado de consumo ha atraído a las grandes superficies comerciales. En la actualidad la Bahía es centro provisor de servicios públicos y actividades administrativas del ámbito provincial, si bien la debilidad hasta hace relativamente poco tiempo de las infraestructuras de comunicaciones de la provincia, la proximidad de Sevilla y la fuerza del sistema de asentamientos provincial, matizan su liderazgo en relación con el de otras capitales provinciales de Andalucía, pues algunas funciones especializadas se ubican en Jerez de la Frontera o en Algeciras. Es de destacar además, la estrecha vinculación de las ciudades de la Bahía, especialmente de El Puerto de Santa María con Jerez de la Frontera y con los municipios de la Costa Noroeste de Cádiz. Por otro lado, se encuentra la actividad del desembarco y comercialización de productos pesqueros. Cádiz capital constituye el primer puerto extractor y de fabricación de conservas de pescado y pesca congelada del sur de España. Esta importante actividad ha hecho que se consolide un complejo productivo en torno a la transformación y comercialización de la pesca (mayoristas, transportistas y armadores).

En la zona de la franja litoral y prelitoral ocupada por playas y pinares se desarrolla la urbanización residencial y el turismo de sol y playa. La actividad turística presenta gran importancia y potencialidad económica en el ámbito. Es un turismo básicamente residencial, con escasa oferta reglada y de bajo-medio poder adquisitivo, que se ha generado a partir de un modelo basado en la explotación de los recursos sol y playa. Se ha convertido en una de las zonas de atracción turística más importante de la vertiente atlántica de Andalucía. El fuerte incremento de turistas se debe en gran medida a las buenas comunicaciones y accesibilidad de esta comarca con importantes aglomeraciones y núcleos urbanos del entorno, fundamentalmente con Sevilla, la Bahía de Cádiz y Jerez de la Frontera. Durante las dos últimas décadas se han producido importantes transformaciones en la organización de los elementos más significativos del territorio vinculado al incremento de las actividades de ocio de la población no residente. Se han producido nuevas ocupaciones urbanísticas en la franja próxima al litoral y se ha generado, en algunas zonas, una nueva morfología de usos en la que se mezclan los usos agrícolas y los urbanos. Las infraestructuras se saturan durante una quinta parte del año y los servicios públicos son desbordados por una demanda para la que no han sido dimensionados. El rasgo más destacado de este proceso de transformación es la falta de orden territorial. La carencia de protección del recurso primario que da origen a esta actividad económica, las playas, la ocupación espontánea de suelos próximos a la costa por parte de iniciativas particulares que impiden el aprovechamiento óptimo de las ventajas de posición, los efectos múltiples de la congestión, son todas ellas manifestaciones de los negativos efectos del crecimiento de la actividad turística sin un modelo de oferta, definido con carácter previo, y sin un esquema de ordenación espacial de las actividades. Las consecuencias finales de este proceso son la aparición de fuertes disfuncionalidades territoriales y la pérdida de oportunidades, que se traducen, a su vez, en pérdida de vitalidad y de la capacidad de sustentación de la población futura. La descentralización y la deslocalización productiva como estrategias empresariales relevantes en la Bahía de Cádiz3 El capital pretende la máxima libertad para operar donde le convenga pues de este modo obtendrán mayores beneficios. La conveniencia depende de la capacidad de lograr la reducción de los costes. Aunque son muchas las medidas que pueden utilizarse, es de gran interés destacar la descomposición del sistema productivo en sus partes componente, la externalización de tareas, la subcontratación, y la deslocalización. La descomposición del sistema productivo consiste en dividir un proceso de producción en sus diversas tareas y realizar cada una de ellas, o una parte de las mismas, separada de las demás, para unirlas al final en plantas de ensamblaje. A diferencia de épocas pasadas, en la actualidad esta descomposición no se realiza ni en una misma fábrica, ni siquiera en un mismo país, sino que la tecnología moderna y el bajo coste del transporte, facilita que esto se haga en países diferentes. De esta forma, la empresa puede aprovechar las diferencias en los costes de los medios de producción para rebajar el coste del producto.

Miren Etxezarreta, Xavier Gracia, Francisco Ferrer; Seminario de Economía Crítica TAIFA; Barcelona, mayo 2007. ¿POR QUÉ SE DESLOCALIZAN LAS INDUSTRIAS? 3

Si se pueden dividir las tareas en sus partes componentes, es evidente que no hace falta que todas ellas las realicen la misma empresa. Una empresa puede contratar a otras para que ejecute algunas tareas, en el mismo país o en país diferente. E incluso puede organizarlo todo para que las piezas necesarias lleguen a otra empresa sólo en el momento que hagan falta –es lo que se llama just-in-time- de forma que las empresas ahorren en stocks y almacenaje trasladando los almacenes a las empresas proveedoras, que asumirán el riesgo. En muchas ocasiones las empresas se dividen en otras más pequeñas (divisiones). De este modo, y con la excusa de la especialización, se mejora el control y se aumenta la división entre los trabajadores. Esta externalización o descentralización productiva permite la subcontratación. Es decir, una empresa contrata a otra para que bajo sus diseños y sus instrucciones realice las piezas o las operaciones que la primera necesite. A menudo, la empresa contratada trabaja sólo para la contratante, con lo que su dependencia de ésta es total. Por una parte, la primera empresa puede exigir mucho en las condiciones para la contratada, ya que es su único cliente; por otra parte, si la primera no le contrata, a la segunda no le queda más remedio que cerrar. Esto hace que normalmente en las subcontratas las empresas contratantes logren los productos a precios más bajos que si las hubieran producido ellas, muy a menudo por una presión muy fuerte a la baja en los salarios de las empresas contratadas. La subcontratación permite también diluir las responsabilidades de la empresa principal. Con las tecnologías actuales, cualquiera de estas modalidades se puede llevar a cabo en cualquier lugar. Por tanto, las grandes empresas analizan el modo de organizar su producción para obtener el máximo beneficio, combinando las posibilidades que les ofrece el mundo entero, trasladando sus plantas a donde la mano de obra tenga salarios más bajos, cotizaciones laborales menores o una mayor "disciplina" laboral, o los recursos productivos (impuestos, materias primas) sean más baratos, o haya menos controles al capital (regulaciones ecológicas). Este traslado a otros países con costes más bajos es a lo que se denomina deslocalización. Aunque las deslocalizaciones no es nada nuevo, la actual tecnología hace mucho más fácil poder controlar lo que se hace a distancia y por ello se han hecho cada vez más frecuentes y más evidentes. Además, la política económica neoliberal ha influido en la fuerza y aspectos negativos que provoca la deslocalización. En la etapa anterior a lo que llamamos la crisis de los setenta del siglo XX, los Estados tenían regulaciones, más o menos estrechas, por lo que las empresas no podían abrir sus instalaciones, trasladarlas de lugar o cerrarlas sin una vigilante regulación estatal. El movimiento sindical había logrado que las empresas tuvieran que responsabilizarse, por lo menos parcialmente, de su personal y no era tan fácil cerrar una empresa y desaparecer sin más exigencias. Sin embargo, con la denominada desregulación, se eliminaron regulaciones por la que los estados controlaban la vida económica de sus países. Las empresas transnacionales han tejido una red, una arquitectura mundial de negocios perfectamente entrelazada y que funciona íntegramente gracias a una sofisticada ingeniaría comercial, contable y financiera. Algunas empresas y establecimientos productivos localizados en el territorio objeto de estudio son parte de amplios y poderosos grupos que han realizado este tipo de estrategias. Por tanto, la localización de estas empresas en la Bahía de Cádiz estaba motivada también por la búsqueda de beneficio, el mismo fenómeno que les impulsa a trasladarse a otro lugar. Ahora bien, hay que tener en cuenta que, en la mayoría de las ocasiones, cuando el capital extranjero comenzó a venir a Andalucía no se deslocalizaba sino que se expandía. Las economías de los países ricos estaban pasando por un proceso de expansión de la producción

que hacía que se ampliasen empresas en nuevos espacios para aumentar la producción en ellos sin disminuir la producción en los países de origen. Esto cambió a partir de la crisis de los setenta, momento en el que disminuye la expansión de la producción, la tecnología permite producir con menos mano de obra y son muchos los nuevos territorios que desean integrarse en este sistema internacionalizado de producción. La Bahía de Cádiz ha pasado de recibir empresas que se deslocalizaban de otros territorios a experimentar la deslocalización en sentido inverso, es decir, a que las empresas se marchen a otros lugares que ofrecen más facilidades. Esto supone en territorios como el analizado graves consecuencias. Por una parte, empobrecen el tejido industrial del territorio y, por lo tanto, su capacidad de producir riqueza, ya que van desapareciendo actividades industriales de importancia. Por otro lado, las regiones en las que las empresas están situadas, si consisten en regiones de poca densidad industrial pueden verse convertidas en desiertos económicos y sociales al cerrar empresas importantes que disminuyen la actividad económica general. Las zonas desindustrializadas tienen grandes dificultades para rehacerse, y más si no son áreas de gran tradición industrial, con lo que disminuyen también de forma muy acusada las perspectivas de futuro para toda el área, especialmente para las poblaciones más jóvenes. .

El mercado de empleo de la Bahía de Cádiz y su entorno Aspectos introductorios sobre empleo y territorio El acercamiento al tema del uso de los recursos humanos en la actividad productiva requiere de un previo esfuerzo de conceptualización. De este modo, se podrá distinguir y establecer las diferencias existentes entre dos conceptos fundamentales para la ciencia social en general y para el objeto de estudio de trabajo en particular, como son trabajo y empleo. Se denomina trabajo a la ejecución de tareas que suponen un gasto de esfuerzo mental y físico, y que tienen como objetivo la producción de bienes y servicios para atender las necesidades humanas. Por tanto, existen diversas formas de trabajo que pueden dividirse en dos grandes grupos, a saber: el mercantilmente remunerado y el no remunerado monetariamente. El empleo, por su parte, es el trabajo mercantil remunerado y puede distinguirse dos tipos, el empleo asalariado y el empleo autónomo. Por otro lado, dentro del trabajo no remunerado monetariamente se puede distinguir el trabajo doméstico (reproductivo o de cuidado de los demás) y el trabajo voluntario. Por tanto, en la mayoría de estudios y análisis socioeconómicos se hace referencia al término de empleo pues casi nunca se tiene en cuenta el trabajo no remunerado monetariamente (doméstico o voluntario). El estudio del empleo consiste en analizar el encuentro entre la empresa o unidad productiva y el trabajador –recurso humano o fuerza de trabajo-. En este encuentro existen varias fases relevantes, como son la producción, la movilización, el intercambio y el uso de los recursos humanos o fuerza de trabajo (Banyuls y Cano, 2001). La producción consiste en la adquisición por parte del trabajador de ciertas características y comportamientos relevantes para su participación en el proceso productivo. Por su parte, la movilización de la fuerza de trabajo o recursos humanos consiste en el proceso social de designación o reconocimiento de una persona como “trabajador” -el paso de población inactiva a población activa-. Al hacer referencia al uso de los recursos humanos se alude a una serie de prácticas de control que realiza la empresa para obtener un comportamiento laboral satisfactorio. A su vez, el intercambio en el mercado de empleo está mediatizado por múltiples elementos (sindicatos, Estado, organizaciones empresariales). Por tanto, la compraventa en este mercado no está regulada del todo por la ley de la oferta y la demanda. Esto hace que el concepto de “mercado de trabajo” provoque muchas reservas para gran número de autores (Prieto, 1989). El mercado o mecanismo de regulación mercantil no refleja del todo la realidad social de la movilización de la fuerza de trabajo. Por ello, existen diversas escuelas que proponen dejar de hacer referencia al mercado de trabajo como un mercado tal cual. En primer lugar, se encuentra el mercantilismo reformado o segmentarismo, que sugiere que se hable de mercado de trabajo en plural, es decir, “mercados de trabajo”. En segundo lugar, existe la posición radical de la negación del mercado de trabajo y se plantea hablar de una “teoría de la movilización”. En tercer lugar, el multirregulacionismo recomienda considerar al mercado como un mecanismo de regulación más a añadir a la “reciprocidad”, “la organización” y el “intercambio político”. A pesar de todo ello, se continúa hablando de mercado, seguramente porque ninguna de estas propuestas son lo suficientemente convincentes4.

Ahora bien, tal y como dice Carlos Prieto, “las cosas están ahora más claras; quizá porque estén un poco más racionalmente confusas” 4

En este estudio se hablará de mercado de empleo. De este modo, se distingue lo que es el trabajo mercantil del que no lo es y se hace referencia a la compraventa de recursos humanos o fuerza de trabajo, aunque este intercambio no se rija de forma estricta, ni mucho menos, por la ley de la oferta y la demanda. La producción, movilización, intercambio y uso de los recursos humanos son procesos que cobran pleno sentido en el territorio, pues ahí es donde se concretan los elementos y fases que caracterizan a la relación social de empleo. El mercado de empleo se asienta en un territorio, que es el lugar donde tienen lugar tanto la actividad productiva como las relaciones sociales. Por tanto, es de gran interés el análisis del mercado de empleo en su contexto institucional y territorial más inmediato. De ahí surge el concepto de “mercado territorial de empleo”. Las áreas locales son consideradas como las unidades geográficas en donde se asienta el proceso de producción, crecimiento y/o desarrollo, y donde se llevan a cabo los cambios en el mercado de empleo. Los mercados de empleo son específicos en cada momento y lugar. Este concepto permite integrar en el análisis tanto factores internos como externos, es decir, procesos sectoriales de reestructuración nacionales e internacionales más amplios. El mercado local de empleo es el espacio en el que las empresas buscan trabajadores y en el que trabajan de forma asalariada la mayoría de las personas residentes. Lo integra el conjunto de las compras y ventas de recursos humanos vinculadas al territorio. Por tanto, contempla el conjunto de los flujos de recursos humanos desde y hacia el territorio. La principal dificultad en la limitación de un mercado territorial de empleo radica en su carácter subordinado de los mercados territoriales de orden superior. El conjunto de las actividades productivas en el marco local corresponde, en gran medida, a un segmento del proceso global de producción y, por tanto, de la división social del empleo dentro de la comunidad más extensa. La demanda laboral estaría integrada por los empleos o puestos de trabajo que las empresas, establecimientos o unidades productivas locales pretenden cubrir. Depende o está en función de la estructura productiva y empresarial local y de las prácticas de contratación e interrelaciones existentes en el tejido empresarial del territorio. El criterio de delimitación sería, por tanto, el desarrollo de las actividades económicas en el interior del territorio. Por tanto, consiste en el conjunto de compras de recursos humanos, con independencia de que los trabajadores sean o no residentes en el municipio. La oferta de empleo la conforman los trabajadores locales, influidos el sistema formativo y de valores locales, vinculados a su vez a la estructura productiva local. Se trata del conjunto de las ventas de recursos humanos de los residentes, con independencia de que las actividades laborales se realicen o no en el interior del territorio. La participación de los recursos humanos es una condición necesaria para el nacimiento, crecimiento o mantenimiento de cualquier actividad económica en general, y de un sistema territorial de producción en particular. Por tanto, es de gran relevancia conocer los mecanismos por los cuales se genera, produce o moviliza la mano de obra o recursos humanos necesarios. El estudio del mercado de empleo permite una aproximación rigurosa y rica, desde el punto de vista descriptivo, al funcionamiento de la economía y contribuye al conocimiento de la estructura económica territorial. También la evolución de las variables que lo componen suministra

información sobre la evolución de la actividad económica y sobre las transformaciones económicas sectoriales. Junto a la cantidad de empleo conviene también conocer los aspectos cualitativos de los recursos humanos (nivel de formación). Por último, hay que tener en cuenta que los procesos descentralizadores de los nuevos modelos de organización del trabajo tienen como consecuencia inmediata incrementar las diversas formas de empleo flexible. Se produce un creciente trasvase de empleo desde el mercado primario (regulado mediante negociación colectiva y caracterizado por cierta estabilidad y calidad), hacia un mercado secundario (caracterizado por la contratación temporal y a tiempo parcial, el autoempleo o el trabajo domiciliario y la economía sumergida) (Méndez y Caravaca, 1999). La flexibilidad laboral es un elemento central en el estudio actual de la gestión de los recursos humanos. Existe una gran pluralidad de políticas de flexibilidad. Esto hace que resulte difícil comparar la flexibilidad de diversos territorios, ya que cada estructura económica territorial ha tendido a utilizar en mayor medida un tipo u otro de flexibilidad. En este sentido, también es muy relevante el análisis de la flexibilidad desde el punto de vista de los mercados territoriales de empleo. Atkinson y Streeck realizan una tipología sobre los usos de los recursos humanos en base a las estrategias de flexibilidad realizadas por las empresas. Estos autores distinguen entre la flexibilidad externa (subcontratación de servicios) y la interna. Mediante la flexibilidad externa, las unidades productivas eliminan servicios propios y subcontratan dichos servicios a pequeñas empresas y a trabajadores autónomos. De esta forma, se consiguen objetivos empresariales como la externalización de costes laborales, el logro de una mayor flexibilidad en la gestión de personal, aminorar el efecto de presión derivado de la concentración de la mano de obra, reducir la presión sindical e introducir la lógica de la disciplina de mercado. La flexibilidad interna, por su parte, se puede dividir en la flexibilidad numérica, la funcional y la salarial. La flexibilidad numérica hace referencia al ajuste entre empleo y producción y da lugar a la consolidación de la contratación temporal y la realización de “horas extras” y diversos turnos. Mediante la flexibilidad funcional se introduce la movilidad en los puestos de trabajo y mediante la salarial se lleva a cabo una diferenciación de la plantilla de trabajadores según segmentos salariales. Los tres tipos de flexibilidad interna tienen consecuencias en las relaciones laborales pues dan lugar a la diversificación de intereses y a la heterogeneidad laboral. En la actualidad es objeto de debate el nuevo concepto de "flexiseguridad". La Comisión Europea ha presentado un Libro Verde en el que pretende “plantear un debate público en la UE sobre cómo modernizar el Derecho Laboral para sostener el objetivo de la Estrategia de Lisboa de crecer de manera sostenible, con más y mejores empleos”. En este debate se aborda “la función que podría desempeñar el Derecho Laboral para promover una flexiseguridad que propicie un mercado de trabajo más equitativo, más reactivo y más inclusivo”. La orientación de fondo que se propone desde la Comisión Europea es la utilización del derecho del trabajo como instrumento de creación de empleo y de mantener el nivel de ocupación en un espacio determinado. El debate se centra en términos de inclusión (y de exclusión) en el mercado, de flujos de entrada y de salida, más que en términos de derechos y de intensidad de la protección prestada por el ordenamiento jurídico. El modelo que desde las instancias comunitarias se busca consiste en eliminar la protección que se brinda en el interior de la relación laboral, y muy en especial las tutelas frente al despido o la contratación temporal, a cambio de una adecuada protección frente al desempleo. De esta forma, el binomio flexibilidad/seguridad o flexiseguridad

se concretaría concentrando la primera en la relación laboral y dejando que la seguridad, ya no predicable de la relación de empleo, se alcance en el sistema de protección por desempleo. Además de la flexibilidad laboral, se está produciendo una creciente individualización de las relaciones laborales. La descentralización productiva, la amenaza de deslocalización, la crisis estructural del empleo o la desregulación del mercado laboral son procesos que explican la intensificación de la fractura laboral y diferenciación de los trabajadores en base a su situación relativa en la trama productiva. Las condiciones de empleo y de relaciones laborales varían según se esté ubicado en empresas que ocupan posiciones centrales (hegemónicas) o más o menos periféricas (dependientes) en el entramado productivo. La fragmentación del obrero colectivo va a dar lugar a diferencias en cuanto a condiciones de empleo, relaciones laborales y capacidad de respuesta colectiva (Castillo, J.J., 1988; Gil, 2000). La descomposición, fragmentación y diversificación del conjunto de los trabajadores ha quebrado la capacidad potencial de representación y acción sindical. En gran medida, la descentralización ha servido para aminorar la fuerza de los sindicatos. Estas organizaciones se encuentran con que la acentuación de la segmentación del mercado de empleo en los últimos años ha comportado la fragmentación y diversificación de los intereses, lo que cuestiona la viabilidad y eficacia de la gestión centralizada de la negociación colectiva. Aparecen nuevas formas de regulación jurídico-institucional, formas de regulación parciales y descentralizadas en el territorio, como la meso-concertación y la microconcertación. Los mercados territoriales de empleo de Andalucía La evolución del mercado de trabajo en Andalucía es similar al español y los dos se caracterizan por una baja tasa de actividad y unas considerables tasas de paro y temporalidad. Si se compara las cifras con las de la Unión Europea, tanto el mercado de empleo nacional como el regional se caracterizan, a grandes rasgos, por una baja tasa de actividad y unas altas tasas de paro y temporalidad. Por tanto, los problemas del mercado de trabajo andaluz son muy similares a los que padece España en su conjunto, si bien los niveles de desempleo son más graves en Andalucía que en España. A ello han contribuido las reformas de corte neoliberal de la regulación laboral española, según las cuales el desempleo sólo puede atajarse con políticas de moderación salarial y la desregularización y flexibilización del mercado de empleo. Además, el tipo de especialización productiva de la economía andaluza, donde sectores como el primario y ramas de actividad como el turismo y la industria agroalimentaria juegan un papel esencial, conlleva un mayor componente estacional en la contratación. Por otro lado, la negociación colectiva es un claro signo de existencia de unas condiciones laborales de calidad. Mediante este mecanismo se iguala el poder de negociación de las dos partes que componen la relación laboral. Por tanto, es muy significativa la diferencia de casi veinte puntos existente entre Andalucía y el resto del Estado español en cuanto al porcentaje de trabajadores afectados por negociación colectiva respecto a los asalariados. De ahí se puede deducir la mayor individualización de las relaciones laborales en la Comunidad Autónoma andaluza y, por tanto, la mayor desprotección de los trabajadores de esta región. Todo lo anterior supone la existencia en Andalucía de un modelo de flexibilidad que algunos autores han denominado “flexibilidad en el margen”, ya que se trata de una flexibilidad cuyos costes recaen sobre los que acceden al empleo y no sobre los que están contratados de forma

indefinida. Así se genera una intensa dualidad en el mercado de trabajo, en la que se establece una línea divisoria entre los trabajadores fijos y eventuales. Los resultados son la polarización social e informalización, y la vuelta en muchos casos a la vieja disponibilidad temporal sin límites. En un marco como el actual de escasez y estacionalidad de puestos de trabajo la combinación de presiones competitivas y empleo temporal refuerzan el poder empresarial, la individualización de las relaciones laborales y la consiguiente pérdida de autonomía personal de los trabajadores. En relación con el concepto de mercado territorial de empleo, y en referencia al ámbito de estudio de este trabajo, hay que tener en cuenta que Andalucía es muy diversa económica, social y territorialmente5. Esa diversidad hace que sea conveniente dividir el territorio para poder tener en cuenta esa multiplicidad de espacios, cada uno con unas peculiaridades que afectan a sus rasgos humanos y estructuras productivas particulares. La diversidad territorial de Andalucía provoca la existencia de gran multiplicidad de características de los mercados territoriales de empleo andaluces. Esta complejidad aporta un elevado grado de riqueza al conjunto de flujos de fuerza de trabajo existentes en la comunidad. En las Bases y Estrategias del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía se establecieron las grandes áreas subregionales en el contexto de la ordenación territorial. Estas grandes áreas subregionales son las siguientes: Áreas Urbanas, Litoral, Áreas Agrícolas Interiores y Áreas de Montaña. Las primeras son ámbitos territoriales entre 200.000 - 1.100.000 habitantes, a saber: Sevilla, Málaga, Bahía de Cádiz-Jerez, Granada, Córdoba, Almería, Córdoba, Jaén y Bahía de Algeciras. En cada una de ellas se integran, junto con la ciudad principal, un conjunto de núcleos directamente vinculados por funciones y actividades comunes, que conforman procesos de aglomeración urbana y que en algunos casos adoptan un funcionamiento característico de áreas metropolitanas. En estos ámbitos se concentran las actividades industriales y de servicios de la región, además de ser los principales centros de demanda en general, y de fuerza de trabajo en particular. El crecimiento de las economías urbanas ha supuesto una intensa transformación territorial y problemas como la presión a los recursos naturales y la congestión urbana (deseconomías de escala). Estas dificultades provocan que cada día sean más importantes las ciudades medias para la difusión territorial del desarrollo económico. El segundo ámbito territorial considerado, el litoral, es el que ha tenido mayores transformaciones recientes. En él se localizan los sectores y actividades económicas más competitivas de la región: puertos, complejos energéticos e industriales, turismo y nuevas agriculturas. Existen tres tipos de ámbitos, a saber: áreas turísticas especializadas, áreas de agricultura de exportación y mixtas. Estas cuestiones son muy relevantes a la hora de analizar los mercados de trabajo locales de estos espacios, en los que la movilidad de la fuerza de trabajo es muy intensa. Por otro lado, las Áreas Agrícolas Interiores son ámbitos localizados en la depresión del Guadalquivir y en las hoyas intrabéticas. Son muy importantes las ciudades medias o agrociudades (20.000-50.000 habitantes) y las pequeñas ciudades (más de 5.000). La estructura productiva se caracteriza, en general, por la agricultura comercial, tecnificada y especializada. Se pueden distinguir los siguientes ámbitos territoriales: a) campiñas bajas, con monocultivos La diversidad territorial de Andalucía es uno de los principios reflejados en el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía, aprobado por Decreto 206/2006 de 28 de Noviembre. Su elaboración y aprobación se ha realizado conforme a lo establecido en la Ley 1/1994, de 11 de enero, de Ordenación del Territorio de la Comunidad Autónoma de Andalucía; el Decreto 83/1995, de 28 de marzo, por el que se acuerda su formulación, y el Decreto 103/1999, de 4 de mayo, por el que se aprueban las Bases y Estrategias del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía, documento en el que se fundamenta. 5

herbáceos (cereales y plantas industriales); b) campiñas altas, con monocultivo de olivar; c) vegas de regadío (Guadalquivir y vegas intrabéticas) con frutales y cultivos industriales. En la mayor parte de estas zonas existe una mínima industria agroalimentaria, e incluso en algunos pueblos tienen relevancia las industrias del aceite, aceituna de mesa, cárnicas o dulces navideños. Por último, las áreas de Montaña incluyen Sierra Morena y las Cordilleras Béticas. Aunque tienen escasa importancia económica, son esenciales desde un punto de vista social, territorial y ambiental. La estructura productiva se caracteriza por el aprovechamiento de recursos de montaña, ya sea de agricultura y ganadería extensiva, o todo lo que rodea al bosque o la caza. En general, existe una fuerte crisis de las economías tradicionales, con una relevante aportación exterior de rentas. Poco a poco se ponen de manifiesto las funciones estratégicas que deben asumir estos espacios como son el turismo, la artesanía, la agricultura de calidad o las actividades de preservación de la biodiversidad y los recursos naturales (en especial, la reserva de agua). Existen diversos ámbitos económicos, a saber: a) las dehesas y monte mediterráneo, con Sierra Morena, Serranía de Ronda y entorno; b) las áreas forestales de alto valor ecológico y turístico, en especial Sierra Nevada y la zona de Cazorla-Segura; c) el monocultivo olivarero en las subbéticas; y d) la agricultura y ganadería extensiva con clima semiárido en Penibética de Granada, Málaga y Almería. Las cuatro áreas subregionales se complementan con subunidades, el sistema de ciudades y grandes comarcas que componen el "Esquema básico de Articulación Regional". Las unidades litorales son el litoral atlántico, el litoral mediterráneo occidental y el mediterráneo oriental. Por otro lado, las unidades interiores de regadío con presión urbana se dividen en dos zonas: la Vega del Guadalquivir, por un lado, y las Hoyas Intrabéticas, por otro. Además de las de regadío, también existen unidades agrícolas interiores con predominio de secano o campiñas (baja y alta). Por su parte, las unidades forestales con predominio de manejo de conservación y uso sostenido de recursos del monte son Sierra Morena, Cazorla-Segura, Sierra Nevada y la Bética Occidental (Serranía de Ronda). En otro sentido, existe la posibilidad de establecer una tipología de núcleos y asentamientos. En este caso, y en primer lugar, se encontrarían los "centros regionales" o "grandes ciudades", que no son más que las nueve áreas metropolitanas o asentamientos de población con más de 100.000 habitantes. Son los núcleos de población con un crecimiento más intenso durante todo el siglo XX. Por otro lado, se encuentran las "ciudades medias" o "ciudades de tamaño medio", con una población que oscila entre los 20.000 y los 100.000 habitantes. Estos asentamientos han tenido un crecimiento continuado a lo largo del siglo XX. En tercer lugar aparecen los "centros rurales" o "pequeñas ciudades", que rondan entre los 5.000 y los 20.000 habitantes, y que pierden población hasta 1980 y en las últimas décadas tienen síntomas de recuperación. Por último, los "asentamientos o núcleos rurales" de menos de 5.000 habitantes, que pierden población y disminuyen en número. Las tendencias de la evolución territorial de Andalucía se podían resumir en una serie de puntos. Por un lado, destaca el proceso de consolidación del conjunto de grandes ciudades o procesos de formación de ámbitos metropolitanos, así como el desarrollo de un potente tejido urbano litoral. Por otro lado, se ha producido el mantenimiento de la importancia estructural de las ciudades de tamaño medio en el interior de la región, en las “Áreas Agrícolas Interiores”, producto de la modernización de la estructura productiva de las tradicionales “agrociudades”. Las “Áreas Agrícolas Interiores” de Andalucía se han ido configurando como zonas intermedias entre las principales áreas urbanas y el territorio rural de las áreas de montaña, caracterizándose por

un marcado carácter equilibrador. Por último, se ha producido una pérdida de población en las áreas de montaña. En definitiva, desde mediados del siglo XX y hasta esta primera década del XXI, se han acelerado los procesos de transformación territorial de Andalucía, que explican el modelo desigual de desarrollo socioeconómico de sus diferentes áreas y la evolución de la población y el poblamiento. Por eso es tan importante y pertinente operar con categorías como “mercado territorial” o “mercado local”, en referencia tanto al conjunto de intercambios mercantiles de diverso tipo que tienen lugar en un territorio o localidad específicos a lo largo de un periodo dado de tiempo, como a los intercambios de fuerza de trabajo en particular. Características básicas y evolución del mercado de empleo de la Bahía de Cádiz y su entorno En principio, se toma como fuente los valores censales correspondientes al año 2001 (Fuente: Censo de Población. INE), por su solidez como información estadística y porque facilita una visión a largo plazo de las principales magnitudes del mercado de trabajo, captando sus tendencias (Población total, Población activa, Población ocupada y Población parada). Posteriormente se actualizarán algunos datos, según su disponibilidad, y se ampliarán el número de variables y características a tratar. Comparativa con la provincia y la Comunidad Autónoma y el conjunto del Estado El territorio objeto de estudio6 tenía en 2001 un volumen de población activa de 299.585 personas, el tamaño de su mercado de empleo representaba el 61,8% por ciento del mercado de empleo provincial. Este porcentaje coincide con el porcentaje de la población del territorio respecto a la provincia (62,0%). Los municipios con mayores tasas de actividad eran Trebujena (58,1%), Algar (56,3%), Chipiona y El Puerto de Santa María (55,8 por ciento), Puerto Real (55 por ciento) y Rota (55,1 por ciento); y el de menor tasa San Fernando (50,8 por ciento). Municipio Trebujena Algar Chipiona Puerto de Santa María (El) Sanlúcar de Barrameda Puerto Real Rota Chiclana de la Frontera Jerez de la Frontera San José del Valle Cádiz San Fernando 12 municipios seleccionados Provincia de Cádiz CCAA Andalucía Fuente: Censo de población. IEA. 2001

Tasa de actividad 2001 58,1 56,3 55,8 55,8 55,5 55,1 55,1 54,4 53,6 52,9 51,5 50,8 53,5 54,0 54,7

Algar, Cádiz, Chiclana de la Frontera, Chipiona, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Puerto Real, Rota, San Fernando, Sanlúcar de Barrameda, Trebujena y San José del Valle. 6

La población ocupada era de 214.706 trabajadores. Su peso en el ámbito provincial equivale al 62,6%, (ligeramente superior) al peso que le correspondía según la población activa (en medio punto porcentual). Se puede interpretar como una capacidad ligeramente superior de generar empleo por parte de la economía de la Bahía de Cádiz en relación con la provincia. La tasa de empleo (toma como referencia la población en edad de trabajar) del territorio objeto de estudio era del 38,4 por ciento, ligeramente superior a la tasa provincial (38,2 por ciento). Por tanto, se mueve en niveles similares a la tasa media de empleo de los principales municipios de la provincia, no existiendo diferencias significativas entre Bahía de Cádiz-Jerez y su entorno. Las mayores tasas de empleo se observan en Rota (42,7) y Chiclana de la Frontera (40,8). La tasa de ocupación (su referencia es la población activa) de la Bahía de Cádiz-Jerez en 2001 era del 71,7 por ciento, superior a la tasa provincial, que se sitúa un punto por debajo (70,7 por ciento). Los municipios con mayores tasas de ocupación eran Rota (77,5 por ciento) y Chiclana (75 por ciento). Tasa de empleo Tasa de ocupación Municipios 2001 2001 Rota 42,7 77,5 Chiclana de la Frontera 40,8 75,0 Puerto de Santa María (El) 39,9 71,5 Jerez de la Frontera 39,1 72,9 Puerto Real 38,1 69,2 Chipiona 37,9 68,0 Algar 37,4 66,5 Sanlúcar de Barrameda 37,0 66,6 San Fernando 36,8 72,5 Cádiz 36,7 71,2 Trebujena 36,4 62,6 San José del Valle 34,3 64,9 12 municipios seleccionados 38,4 71,7 Fuente: Censo de población. IEA. 2001

Es interesante la comparación entre los valores de la tasa de empleo y la tasa de ocupación. En dichas tasas sólo cambia el denominador. Para la tasa de empleo la referencia es la población total mayor de 16 años. Para la tasa de ocupación la referencia es la población activa. La población parada. Cuantificar la población parada, el porcentaje provincial y compararlo al porcentaje equivalente de empleos. Así se ve si tiene una relativa capacidad generar empleo aunque su porcentaje de parados se mantenga también en niveles altos. Ver comparativa del peso provincial de la población parada respecto al peso de su población en el total provincial. Municipios Trebujena Algar Chipiona Puerto de Santa María (El) Sanlúcar de Barrameda

Población de 16 y Población de 16 y más años ocupados 2001 más años parados 2001 2.036 1.217 531 268 5.007 2.357 24.148 9.620 17.622 8.825

Puerto Real Rota Chiclana de la Frontera Jerez de la Frontera San José del Valle Cádiz San Fernando 12 municipios Provincia de Cádiz CCAA Andalucía Fuente: Censo de población. IEA. 2001

10.923 8.566 19.319 57.872 1.198 41.554 25.930 214.706 342.933 2.500.360

4.866 2.493 6.431 21.520 647 16.779 9.856 84.879 142.000 755.854

La tasa de paro tiene la cualidad de reflejar de forma sintética la situación del mercado de empleo y sus insuficiencias. En la zona de estudio, la tasa de paro en el año 2001 era del 28,3 por ciento, inferior a la de la provincia de Cádiz (29,3 por ciento). Respecto al resto de municipios los datos son los siguientes: Rota (22,5 por ciento), Chiclana (25 por ciento), San Fernando (27,5 por ciento), El Puerto de Santa María (28,5 por ciento) y Puerto Real (30,8 por ciento). La tasa de paro de los municipios de la Bahía de Cádiz-Jerez y de su entorno se mueve por valores medios similares. Esto nos indica que el problema del paro no es sólo de ámbito local puesto que se extiende al conjunto de la provincia. En resumen, la fotografía del mercado de empleo del territorio analizado en el año 2001 refleja los siguientes aspectos:  Importancia de la zona Bahía de Cádiz-Jerez en cuanto al tamaño de su mercado de trabajo, en correspondencia con su peso poblacional en el contexto provincial.  Tasa de actividad relativamente baja pero similar a la de los municipios del entorno.  La población ocupada de la zona Bahía de Cádiz-Jerez alcanzaba el 62,6 por ciento del total provincial, en consonancia con el peso de su población total y su población activa.  La población parada de la zona Bahía de Cádiz-Jerez suponía el 59,7 por ciento del total provincial. Su tasa de paro es elevada y similar a la tasa media de los municipios de su entorno. Una de las cuestiones planteadas es la del flujo de población en edad de trabajar que efectivamente se incorpora al mercado de empleo, es decir, se convierte en población activa. Estas incorporaciones han sido relativamente débiles en el caso de la Bahía de Cádiz-Jerez, siempre en relación con lo que ocurre en el entorno. La población activa de este territorio en los diez años que va de 1991 a 2001 aumenta un 26,8% (muy similar al 25,9% del conjunto provincial). Los municipios gaditanos en los que la población activa aumentó en un porcentaje mayor fueron Los Barrios (71,0%), Chiclana de la Frontera (66,9%) y Puerto Real (56,7%). Cádiz fue el municipio en el que observa un incremento menor (3,2%). Lo anterior también se manifiesta en la evolución de la tasa de actividad de la Bahía de CádizJerez. Esta tasa aumentó un 10,60%, frente a un 10,70% de la provincia, en el periodo 19912001. Por tanto, la situación de baja tasa de actividad es un fenómeno que se arrastra desde un largo periodo de tiempo y las mejoras en esta variable han sido muy débiles como demuestran su evolución temporal. La evolución de la población ocupada en la zona Bahía de Cádiz-Jerez y de la provincia de Cádiz es muy similar. En el periodo 1991-2001 se incrementó en un 33,9%, en línea con la evolución de la provincia (32,9%). Sin embargo las diferencias entre los municipios del área de estudio son significativas:

  

Entre los más dinámicos están Chiclana (78,7%), Puerto Real (57,7%) y Puerto de Santa María (53,6%). A un nivel intermedio, pero por encima de la media, los municipios de Rota (39%), San Fernando (32,5%) y Jerez (32,2%). Mención aparte merece la tímida evolución de la ciudad de Cádiz (2,7%).

En cuanto a la población parada, el número de parados en la zona de estudio aumentó un 11,9% en el periodo 1991-2001. Esta evolución desfavorable se reproduce en el cálculo provincial, observándose un incremento de un 11,7% en la provincia de Cádiz. No obstante, las diferencias entre los municipios de la aglomeración urbana gaditana son notorias. En la mayoría de los municipios de la zona de estudio, excepto en el caso de Cádiz (4,3), Jerez (-8,7), Algar (-9,8), el incremento de la población parada es superior al incremento provincial, destacando el caso de Puerto Real con un incremento del 54,9%. Respecto a las diferencias que existen entre hombres y mujeres en las variables básicas del mercado de empleo, hay que comenzar diciendo que el porcentaje de población activa de mujeres en la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez, en el año 2001, era del 22,7 %, casi 4 puntos por debajo del dato provincial (26,3%). Esta cifra evidencia un desigual grado de incorporación de la mujer en el mercado de empleo. Analizando la evolución, si se tiene en cuenta que en 1986 el porcentaje era del 22,9% y en 1991 del 29,5%, se puede observar cierto estancamiento en la zona de estudio, incluso retroceso (el dato de 2001 es 2 décimas inferior al de 1986). Desde el punto de vista del empleo, la diferencia entre hombres y mujeres se amplía. En la zona de estudio el porcentaje de población ocupada femenina fue del 32,5% en 2001, casi diez puntos por encima de lo que ocurría con la población activa. Este dato coincide con el total provincial (31,5%). Se observa una evolución favorable hacia un mayor grado de participación femenina en el empleo. Desde el 20% de 1986 hasta el 24,6 por ciento de 1991 y el valor actual, el porcentaje mejora 12,5 puntos en los quince años analizados. La evolución en términos absolutos de la población ocupada según sexo permite descubrir tendencias algo más positivas. En el periodo 1991-2001 el crecimiento del empleo femenino ha sido más intenso que el masculino. En la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez la población ocupada femenina se incrementó en un 77,2%en el periodo (desde las 39.397 ocupadas de 1991 hasta las 69.800 de 2001) frente al crecimiento de la población ocupada masculina en un 19,8%. Este fenómeno es común a todos los municipios de la aglomeración urbana aunque con diferentes intensidades. En el año 2001, el porcentaje de población parada femenina en los 12 municipios analizados era del 47,9%, observándose valores muy similares a los provinciales. El porcentaje de mujeres en la población parada de Jerez evolucionó desde el 28,5% en 1986 hasta el 40% en 1991 y el valor actual. La evolución de la población parada entre 1991-2001 termina por acentuar los efectos del desempleo en las mujeres. Si bien es cierto que al aumentar la participación femenina en el mercado de empleo era lógico que aumentara el volumen de paradas, lo que ocurre es que el fenómeno anterior se da pero con mayor intensidad que en el colectivo masculino. En el caso de la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez, la población parada disminuyó entre 1991-2001 entre el colectivo de hombres (desde 45.542 parados en 1991 hasta 44.197 en el año 2001) y aumentó en el de mujeres (desde 30.319 paradas en 1991 hasta 40.682 en el año 2001). Se registra un incremento de la población parada femenina en un 34,18% en el periodo y una disminución en la población parada masculina en un 2,9%. En el ámbito provincial la evolución desigual aún es

más acusada: aumento de la población parada femenina en un 38,04% y un descenso en la masculina del 5,1%. Los mayores efectos del desempleo sobre las mujeres se ponen en evidencia si se observa las tasas de desempleo. En 2001, la tasa de paro femenina en la zona de estudio era del 36,8% frente al 23,4% de la masculina, una diferencia de 13,5 puntos porcentuales. En más de la mitad de los municipios analizados esta diferencia llegaba a ser aún mayor: Rota (18,5 puntos porcentuales), Puerto Real (16,9 puntos porcentuales), San Fernando (16,8 puntos porcentuales) y Chiclana (16,1 puntos porcentuales). El empleo, el desempleo y la formación en la Bahía de Cádiz y su entorno La evolución de los ocupados en la provincia de Cádiz para el período temporal más próximo Aprovechando la similitud en el comportamiento del empleo entre la provincia de Cádiz y Jerez durante el periodo 1991-2001, se introduce el estudio de la evolución de los ocupados en la provincia de Cádiz en el periodo 1993-2004. Con ello se obtendrá un punto de vista global sobre el entorno de Jerez. Se pretende comparar la generación de empleo de la provincia con lo ocurrido en Andalucía y España. La finalidad es catalogar la intensidad con la que se genera empleo en la provincia e indagar sobre el comportamiento cíclico de esta variable. Los datos del siguiente cuadro evidencian que la economía de Cádiz ha sido capaz de crear empleo a un ritmo casi idéntico al de la economía española: en el periodo 1993-2004 la tasa media anual de crecimiento del empleo de Cádiz fue del 3,3 por ciento. Andalucía tuvo un comportamiento más dinámico, con una tasa anual media del 3,8 por ciento en el periodo.

A lo largo del periodo, Cádiz pasó de los 250.000 ocupados de 1993 a los 357.471 del año 2004, un incremento total del 42,9 por ciento, ligeramente superior al de España (41,2 por ciento) y por debajo del de Andalucía (51,3 por ciento).

En consecuencia, los ritmos de generación de empleo de la economía de Cádiz se asemejan a los de la economía española. Pero el perfil cíclico de la evolución de las ocupaciones, expresado en tasas de variación, en el caso de Cádiz presenta algunas diferencias con el de España: desde 1997 hasta 2000 las tasas de variación de Cádiz se mueve en consonancia con la de España pero por debajo de su nivel; desde el año 2000 hasta 2004, se sitúa por encima de la tasa española y su perfil en los dos últimos años es bien distinto puesto que rebasa en el año 2003 a la tasa española y en 2004 llega a superar a la andaluza. En el territorio objeto de estudio, las ocupaciones en el periodo 2000-2004 evolucionaron (de forma muy positiva), incrementándose en un 30,1 por ciento. Casi duplica el crecimiento de las ocupaciones de la provincia de Cádiz (recordar que esta provincia en este periodo había experimentado un fuerte crecimiento respecto a España y Andalucía). En el año 2004, el número de colocaciones en Jerez era de 59.628 personas. Los incrementos anuales de 2002 y de 2004 son muy positivos. Los contratos registrados en el periodo temporal más próximo para los que hay datos Contratos registrados en el periodo 2008-2005 Municipio Algar (**) Cádiz (*) Chiclana de la Frontera (*) Chipiona (*) Jerez de la Frontera (*) Puerto de Santa María (El) (*) Puerto Real (*) Rota (*) San Fernando (*) Sanlúcar de Barrameda (*) Trebujena (*) San José del Valle (**) Selección 12 municipios (* y **) Provincia de Cádiz

Año 2008 2007 2006 2005 634 726 668 677 65.293 62.687 65.473 59.887 24.911 29.137 28.262 25.969 8.878 10.086 10.480 10.097 107.565 126.430 129.065 123.236 35.114 40.025 40.868 39.216 16.435 18.597 16.758 16.861 11.895 12.846 12.951 11.448 18.901 19.880 19.518 19.773 24.800 27.478 28.087 27.231 2.716 2.856 2.986 2.696 1.309 3.374 3.563 3.471 318.451 354.122 358.679 340.562 488.559 544.378 551.549 523.357

TV 2008-05 -6,4 9,0 -4,1 -12,1 -12,7 -10,5 -2,5 3,9 -4,4 -8,9 0,7 -62,3 -6,5 -6,6

Fuente: SIMA 2008. IEA

Se completa el estudio de la evolución del empleo con las cifras más recientes sobre contratos registrados, que son las correspondientes al periodo 2005-2008. A lo largo del periodo el número de contratos se redujeron en un 6,5 por ciento, un valor ligeramente inferior al dato provincial. Contratos registrados por tipo.2005

Chiclana de la Frontera San Fernando Puerto de Santa María (El) Rota Cádiz Puerto Real Jerez de la Frontera

Contratos registrados. Indefinido 2005 1805 1068 2012 557 2803 644 4339

Contratos registrados. Temporal 2005 24164 18705 37204 10891 57084 16217 118897

% contratos indefinidos 6,95 5,40 5,13 4,87 4,68 3,82 3,52

Sanlúcar de Barrameda Chipiona Trebujena Algar San José del Valle selección 12 municipios Provincia de Cádiz Fuente: SIMA 2005. IEA

790 227 51 8 17

26441 9870 2645 669 3454

2,90 2,25 1,89 1,18 0,49

14.321 22157

326.241 501200

4,20 4,23

El análisis de los datos para el año 2005 también indica el fuerte peso de los contratos temporales (96,3 por ciento) en la zona de estudio. Es minoritaria la figura de los contratos indefinidos (3,64 por ciento). Los municipios con mayores proporción de contratación indefinida fueron Chiclana de la Frontera (6,95 por ciento), San Fernando (5,40 por ciento) y Puerto de Santa María (5,13 por ciento). La distribución del empleo por actividades económicas Para abordar el estudio de la distribución del empleo por actividades económicas se utilizan dos fuentes estadísticas, los datos censales del año 2001 (INE) y los datos de ocupados por establecimientos de actividad económica del año 2007 (IEA). Los datos censales de 2001 proporcionan información solvente sobre la propia estructura económica de las economías locales. A nivel de grandes sectores económicos, la distribución de la población ocupada en la zona Bahía de Cádiz-Jerez era la siguiente: agricultura y pesca 5,3 por ciento, industria 12,2 por ciento, construcción 12,9 por ciento y servicios 69,6 por ciento. Sobre un total de 206.140 empleos. Distribución ocupada por sectores económicos. Agricultura y pesca 5,3 12 municipios seleccionados 6,8 Provincia de Cádiz Fuente: Censo de población. IEA. 2001

Industria 12,2 12,7

Construcción 12,9 15,3

Servicios 69,6 65,2

Los datos anteriores reflejan la culminación de un largo proceso de terciarización en los municipios objeto de estudio, la alta concentración de empleos en los sectores servicios así lo evidencia. El peso del sector servicios a nivel provincial es menor (65,2 por ciento). Este es un fenómeno muy ligado al proceso de concentración urbana. La fuerte terciarización ha ido en detrimento del sector agrario y de una masiva expulsión de ocupados por parte de los sectores industriales en la aglomeración urbana. La construcción es otro de los grandes sectores de la economía de la zona de estudio según el volumen de empleo que genera. Su implantación es del 12,9 algo inferior a dato provincial (15,3 por ciento). El sector industrial de la zona Bahía de Cádiz-Jerez representa el 12,2 por ciento del empleo, su nivel es ligeramente inferior respecto a la provincia (12,7 por ciento).

Respecto al sector primario, con un 5,3 por ciento, se encuentra entre los valores de la provincia (6,8 por ciento). En este sentido la zona Bahía de Cádiz-Jerez combina características propias de un área metropolitana, por ejemplo un sector servicio desarrollado, con elementos propios de zonas rurales como la presencia comentada del sector agricultura y ganadería. El grueso de la población ocupada lo forman los asalariados que en conjunto suponen el 87,1 por ciento del total, situación muy similar al mismo dato a nivel provincial (86,4 por ciento). Destaca también entre los asalariados los que se encuentran eventuales, en la zona Bahía de Cádiz-Jerez llegaban al 38,4 por ciento de la población ocupada. Distribución de la población ocupada por actividad. 2001 Empresario que emplea 2001 12 Municipios 5,3 seleccionados Provincia de 5,4 Cádiz Fuente: SIMA. IEA. 2001

Empresario que no emplea 2001

Asalariado fijo 2001

Asalariado eventual 2001

Ayuda familiar 2001

Cooperativis ta 2001

Total

7,1

48,7

38,4

0,3

0,3

100,0

7,6

45,5

40,9

0,3

0,3

100,0

El peso del sector servicio, en términos de empleo, también se reafirma con los datos de establecimientos por tramos de empleo y actividad económica del año 2007. Las actividades de servicios concentran el 85,27 por ciento de los establecimientos con actividad económica; entre ellos destacan los 35.894 establecimientos con un nivel de empleo de 0-5 trabajadores y los 3.197 con 6-19 trabajadores. También se puede observar que la mayoría de establecimientos con mayor empleo se dan en los servicios. El peso del sector servicios según esta fuente estadística se ha calculado sin tener en cuenta los establecimientos del sector agrario, ello explica que su porcentaje resulte más elevado. Establecimientos según empleo y actividad en la zona Bahía de Cádiz-Jerez (12 municipios seleccionados). Año 20077 Tramo de empleo Sin 100 y empleo De 0-5 De 6-19 De 20-49 De 50-99 Total más conocido Industria y energía 24 2.088 558 131 49 19 2.869 Construcción 5 2.834 882 297 75 36 4.129 Servicios 564 35.894 3.197 577 187 93 40.512 Total 593 40.816 4.637 1.005 311 148 47.510 Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

La construcción tiene el 8,7 por ciento del total de establecimientos en el año 2007. Dominan los establecimientos con menor número de empleos: 2.834 establecimientos con 0-5 trabajadores y 882 con 6-19 trabajadores. Los sectores de industria y energía alcanzan el 6 por ciento por ciento respectivamente. También la mayoría de estos establecimientos poseen un número de empleo de entre 0-5 trabajadores.

7

En el anexo se puede encontrar información más detallada a nivel municipal y agregado.

El desempleo en la Bahía de Cádiz y su entorno La población parada de la Bahía de Cádiz-Jerez era, en el año 2001, de 84.879 personas y su tasa de paro alcanzaba el 28,3 por ciento. Tal como se comentó, la tasa de paro se mueve en niveles similares al resto de la provincia (29,3). Y la evolución del paro en la zona de estudio fue muy positiva, con un descenso de casi 4 puntos respecto a 1991. La evolución del paro registrado en la zona Bahía de Cádiz-Jerez durante el periodo 1997-2004 se refleja en el siguiente cuadro. En valores absolutos, el paro registrado comienza a descender continuamente desde el año 1997 (con 52.461 parados) en consonancia con lo expresado por los datos censales para 1991-2001. Este descenso lleva a un valor mínimo en el año 2001 de 44.922 parados; a partir de esta fecha comienza a aumentar hasta llegar en el año 2004 a las 47.656personas. En definitiva desde 1997-2000 el volumen de parados disminuyó en personas, y en el periodo 2000-2004 aumentó en 2.734 personas. Evolución del paro registrado en el periodo 1997-2004. Alcalá de los Gazules Alcalá del Valle Algar Algeciras Algodonales Arcos de la Frontera Barbate Barrios (Los) Benaocaz Bornos Bosque (El) Cádiz Castellar de la Frontera Conil de la Frontera Chiclana de la Frontera Chipiona Espera Gastor (El) Grazalema Jerez de la Frontera Jimena de la Frontera Línea de la Concepción Medina-Sidonia Olvera Paterna de Rivera Prado del Rey Puerto de Santa María (El) Puerto Real Puerto Serrano Rota San Fernando Sanlúcar de Barrameda San Roque Setenil de las Bodegas

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

387 112 108 6.943 342 1.771 2.610 1.176 43 357 173 11.318 174 886 3.496 983 89 97 142 11.022 440 4.215 934 335 424 557 4.958 3.227 159 1.412 6.713 3.944 1.586 102

381 122 105 7.256 298 1.668 2.468 1.165 46 313 159 11.770 174 853 3.678 980 103 91 124 10.228 385 4.276 849 381 417 526 5.310 3.195 177 1.530 6.654 3.732 1.624 117

278 100 74 7.493 294 1.419 2.434 1.085 46 325 154 11.746 181 779 3.830 1.002 105 89 99 10.117 372 4.092 783 357 378 460 5.468 3.291 176 1.574 6.481 3.780 1.633 94

258 88 75 7.059 281 1.325 2.036 1.021 42 293 137 11.186 155 740 3.457 942 96 76 101 9.263 348 3.995 705 311 367 424 5.353 3.195 193 1.522 5.799 3.684 1.548 88

268 91 100 7.247 283 1.384 1.913 957 41 292 119 11.622 146 739 3.415 916 104 72 123 9.578 326 4.231 732 339 308 452 5.431 2.640 186 1.510 5.873 4.028 1.540 112

300 91 74 7.425 308 1.382 1.767 971 49 329 130 11.687 145 861 3.649 899 92 77 112 10.237 337 4.190 731 309 314 468 5.408 2.526 206 1.584 5.932 4.145 1.587 108

321 102 86 8.078 303 1.514 1.973 925 42 373 139 12.617 164 1.008 4.094 990 122 87 121 11.471 407 4.390 837 356 337 464 5.984 2.597 206 1.694 6.382 4.203 1.798 127

317 92 89 8.375 315 1.641 2.023 900 60 439 162 12.196 1.242 944 4.205 1.421 219 95 117 11.474 1.348 4.494 1.228 437 366 504 6.132 2.688 234 2.245 6.537 4.919 1.796 279

TV 04-97 22,08 21,74 21,35 -17,10 8,57 7,92 29,02 30,67 -28,33 -18,68 6,79 -7,20 -85,99 -6,14 -16,86 -30,82 -59,36 2,11 21,37 -3,94 -67,36 -6,21 -23,94 -23,34 15,85 10,52 -19,15 20,05 -32,05 -37,10 2,69 -19,82 -11,69 -63,44

Tarifa Torre Alháquime Trebujena Ubrique Vejer de la Frontera Villaluenga del Rosario Villamartín Zahara Benalup-Casas Viejas San José del Valle 12 Municipios seleccionados Provincia de Cádiz

1.653 28 305 1.811 1.179 17 739 69 307 170

1.576 31 325 1.874 987 15 760 64 316 126

1.539 26 336 1.632 799 15 747 68 291 111

1.313 24 341 1.354 728 11 673 65 288 105

1.170 28 324 1.693 669 21 667 58 259 109

1.214 27 300 2.053 754 27 746 62 274 118

1.412 45 318 2.221 824 19 817 76 348 130

1.799 58 419 2.060 913 204 928 86 444 136

-8,12 -51,72 -27,21 -12,09 29,13 -91,67 -20,37 -19,77 -30,86 25,00

47.656

47.633

47.810

44.922

45.546

46.559

50.566

52.461

-9,16

77.513

77.229

76.153

71.065

72.116

74.005

80.522

86.580

-10,47

Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía. IEA.

La evolución del número de parados se puede explicar, en parte, por el comportamiento cíclico de la economía aunque la persistencia de un número de parados relativamente alto durante largos períodos de tiempo es indicativo de la presencia de un cierto nivel de paro de naturaleza estructural. En el siguiente gráfico se representa la evolución del número de personas demandantes de empleo en la Bahía de Cádiz-Jerez y la provincia de Cádiz para el periodo más reciente (enero de 2005 a enero 2009). Se puede observar claramente que la zona de estudio sigue la misma tendencia que el dato provincial, durante todo el periodo viene a corresponderse aproximadamente con el 58,5% del valor provincial. Respecto al número de personas demandantes de empleo no ocupadas para el mismo periodo, sigue una tendencia similar. Evolución del número de personas demandantes de empleo en la Bahía de Cádiz-Jerez y la Provincia de Cádiz 250.000

200.000

150.000

100.000

50.000

00 JU 5 LI SE O -2 PT 00 IE 5 M BR E NO -2 VI 00 EM 5 BR E -2 00 EN 5 ER O -2 00 M 6 AR ZO -2 00 6 M AY O -2 00 JU 6 LI SE O -2 PT 0 IE 06 M BR E NO -2 VI 0 EM 06 BR E -2 0 EN 06 ER O -2 0 M 07 AR ZO -2 00 7 M AY O -2 00 JU 7 LI SE O -2 PT 00 IE M 7 BR E NO -2 VI 00 EM 7 BR E -2 00 EN 7 ER O -2 00 M 8 AR ZO -2 00 8 M AY O -2 00 JU 8 LI SE O -2 PT 00 IE 8 M BR E NO -2 VI 0 EM 08 BR E -2 0 EN 08 ER O -2 00 9

-2

00 5 M

AY O

-2

AR ZO M

EN ER O

-2

00 5

0

Provincia de Cádiz

Bahía de Cádiz-Jerez

Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Prospección Permanente del Mercado de Trabajo de Andalucía (ARGOS). SAE.

Evolución del número de demandantes de empleo no ocupados en la Bahía de Cádiz-Jerez y la Provincia de Cádiz.

180.000 160.000 140.000 120.000 100.000 80.000 60.000 40.000 20.000

EN ER O -2 M AR 0 ZO 0 5 -2 M 00 AY 5 O -2 JU SE 00 L 5 PT IO IE -2 M 00 NO BR 5 E VI -2 EM 0 BR 05 E -2 EN 00 ER 5 O -2 M AR 00 6 ZO M AY 200 6 O -2 JU SE 00 LI 6 PT O IE -2 M 00 NO BR 6 E VI -2 EM BR 00 6 E -2 EN 00 ER 6 O -2 M AR 00 ZO 7 M AY 200 7 O -2 JU SE 00 LI 7 PT O IE -2 M 00 NO BR 7 E VI -2 EM BR 00 7 E -2 EN 00 ER 7 O -2 M AR 00 ZO 8 M AY 200 8 O -2 JU SE 00 LI 8 PT O IE -2 M 00 NO BR 8 E VI -2 EM BR 00 8 E -2 EN 00 ER 8 O -2 00 9

0

Provincia de Cádiz

Bahía de Cádiz-Jerez

Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Prospección Permanente del Mercado de Trabajo de Andalucía (ARGOS). SAE.

Los mayores efectos del paro se dejan sentir entre las mujeres y los jóvenes. El paro registrado por sexo, en el año 2004, apunta un porcentaje de mujeres paradas del 58,7 por ciento, muy superior al de los hombres (41,3 por ciento). La situación para la mujer empeora si se tiene en cuenta que en el año 1997 el porcentaje de mujeres paradas era del 49,3 por ciento. Este hecho también se da en el conjunto de la provincia de Cádiz con similar intensidad. Los efectos intensos que recogía la tasa de paro en el año 2001 entre los segmentos más joven de la población, tanto masculino como femenino, no se ven suficientemente reflejados en los datos de paro registrado del año 2004. Estos datos para la zona analizada presentan las siguientes características: entre los grupos de edades que concentran las cifras de paro más elevadas se encuentran las mujeres entre 25-29 años (10,4 por ciento del total de parados), mujeres entre 30- 34 años (9,4 por ciento), mujeres entre 20-24 años (8,7 por ciento) y mujeres entre 35-39 años (8,1 por ciento); y entre los hombres, el grupo de edad más afectado es el de 25-29 años (7 por ciento del total de parados) y entre 30-34 años (6,5 por ciento). Parece detectarse un cierto desplazamiento en los efectos del paro hacia la población femenina y en todos los grupos de edades. Los sectores que en mayor medida tienen, según el paro registrado, unos porcentajes elevados de parados, en el año 2004, en la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez son los siguientes: comercio, construcción (12,9 por ciento cada una) y las actividades inmobiliarias y servicios a empresas (12,6 por ciento).Con niveles también reseñables se encuentran la hostelería (8,8 por ciento) y las industrias manufactureras (7,2 por ciento). También el número de parados sin empleo anterior era muy elevado en el año 2004, el 23,7 por ciento del total de parados. La presencia de este colectivo, parados sin empleo anterior, es una característica permanente. Porcentaje de paro registrado por secciones de actividad. 2004 % selección 12 Nº de parados: Agricultura, ganadería, caza y selvicultura Nº de parados: Pesca Nº de parados: Industrias extractivas Nº de parados: Industria manufacturera

2,4 0,4 0,1 7,2

Provincia de Cádiz 2,6 0,6 0,1 8,4

Nº de parados: Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua. Nº de parados: Construcción Nº de parados: Comercio; reparación de vehículos y artículos personales y uso doméstico Nº de parados: Hostelería Nº de parados: Transporte, almacenamiento y comunicaciones Nº de parados: Intermediación financiera Nº de parados: Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales Nº de parados: Administración Pública, Defensa y Seguridad Social obligatoria Nº de parados: Educación Nº de parados: Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales. Nº de parados: Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Nº de parados: Hogares que emplean personal doméstico Nº de parados: Organismos extraterritoriales Nº de parados: Sin empleo anterior 2004

0,1

0,1

12,9

14,0

12,6

11,8

8,8

8,7

2,0

2,0

0,4

0,4

12,9

11,7

6,2

7,7

1,9

2,1

3,1

2,7

4,6

4,0

0,5 0,0 23,7

0,4 0,0 22,8

Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía. IEA.

A partir de la evolución del paro registrado entre 1997 y 2004, se puede afirmar en sentido genérico que el sector comercio permanece durante este tiempo con el mayor porcentaje de personas paradas (en torno al 12,5 por ciento); las actividades inmobiliarias y servicios a empresas, la construcción y la hostelería registran una evolución negativa; por otra parte las industrias manufactureras ven reducir sus porcentajes de parados en dicho periodo. En la Bahía de Cádiz-Jerez el paro registrado en el año 2004 tiende a concentrarse en una serie de ocupaciones: en trabajadores no cualificados (33,5 por ciento del total de parados), en trabajadores del sector servicios (23,5 por ciento) y en artesanos y trabajadores cualificados de las industrias manufactureras y de la construcción (13,86 por ciento). En la evolución 1997- 2004 estas cuatro categorías aparecen reiteradamente como las que tienen el mayor nivel de paro registrado. Porcentaje de paro registrado por grupos de ocupación solicitada.2004 Dirección de las empresas y de las administraciones públicas Técnicos y profesionales científicos e intelectuales Técnicos y profesionales de apoyo Empleados de tipo administrativo Trabajadores de servicios de restauración, personales, protección y vendedores de los comercios Trabajadores cualificados en la agricultura y en la pesca Artesanos y trabajadores cualificados de las industrias manufactureras, la construcción, la minería, excepto los operadores de instalaciones y maquinaria Operadores de instalaciones y maquinaria, y montadores Trabajadores no cualificados Fuerzas armadas Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía. IEA.

% selección 12

% total provincial

0,36

0,31

6,39 5,68 11,62

5,52 4,83 10,87

23,49

21,78

2,17

2,58

13,86

14,65

2,89 33,46 0,09

3,00 36,39 0,08

La estructura del paro por ocupaciones en la Bahía de Cádiz-Jerez, en el año 2004, es casi idéntica a la de la provincia de Cádiz, si bien en la zona de estudio se observa una mayor proporción de paro en los trabajadores de servicios de restauración personales, protección y vendedores de los comercios. Respecto a la provincia de Cádiz, en esta área se da un menor porcentaje de parados entre los trabajadores no cualificados. La formación de los recursos humanos en la Bahía de Cádiz y su entorno La inversión en formación parece ser uno de los principales elementos que determinan la competitividad de un territorio. En esta línea, con la inversión en educación y formación se facilita el proceso de asimilación de las nuevas tecnologías y la modernización de las empresas. Hay elementos de complementariedad intensos entre las actuaciones en el campo de la educación y la formación y en el del fomento de las innovaciones y nuevas tecnologías. Distribución de la población por nivel de estudios. 2001

Nivel de estudios: Analfabetos 2001 Nivel de estudios: Sin estudios 2001 Nivel de estudios: Primer Grado 2001 Nivel de estudios: 2º Grado - EGB, Bachillerato Elemental 2001 Nivel de estudios: 2º Grado - Bachillerato Superior 2001 Nivel de estudios: 2º Grado - FP Grado Medio 2001 Nivel de estudios: 2º Grado - FP Grado Superior 2001 Nivel de estudios: Tercer Grado - Diplomatura 2001 Nivel de estudios: Tercer Grado - Licenciatura 2001 Nivel de estudios: Tercer Grado - Doctorado 2001

% selección 12 3,48 15,19 23,42 24,54 9,98 5,96 5,61 6,88 4,55 0,39

% total provincial 4,14 16,72 24,14 25,42 9,30 5,20 4,98 6,07 3,74 0,29

Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía. IEA.

La distribución de la población de la zona Bahía de Cádiz-Jerez según niveles de estudio, en el año 2001, no presenta buenos resultados. El colectivo de personas en los niveles más bajos de estudio sigue siendo significativo: un 3,4 por ciento de la población era analfabeta y un 15,2 por ciento no tenía ningún tipo de estudios. El grueso de la población presentaba un nivel de estudio de Primer Grado (23,4 por ciento) y de Segundo Grado, EGB, Bachillerato Elemental (24,5). En los niveles superiores de estudios se contabilizaban en Segundo Grado-Bachillerato Superior y FP Grado Superior un porcentaje de la población del 21,5 por ciento y en el Tercer GradoDiplomatura, Licenciatura y Doctorado un 11,8 por ciento de la población. Hay que ser conscientes de que hasta el nivel de Primer Grado (Analfabetos, Sin estudios y Primer Grado) se encontraba el 42,08 por ciento de la población. No obstante el panorama era bien distinto entre la población ocupada en la zona de estudio, lo cual es sintomático de la relación positiva entre formación y empleo. La estructura de la población según niveles de estudios en la Bahía de Cádiz-Jerez es bastante parecida a la de la provincia de Cádiz. Si agrupamos los tres niveles superiores de estudios (Diplomatura, Licenciatura y Doctorado), el la zona de estudio se observa un porcentaje casi dos puntos superior al de la provincia de Cádiz (11,83).

Otro indicador en materia de formación es la cifra de paro registrado por nivel de estudio terminado. En el año 2004, las cifras de paro más elevadas se daban en los niveles de Graduado Escolar (36,6 por ciento) y EGB (29,3 por ciento); resulta curioso la poca incidencia del paro en los niveles de estudios más bajos (el porcentaje es casi nulo en el nivel sin estudios y del 7,3 por ciento en el nivel Estudios Primarios sin certificado). Con los datos de 1997 y 2004 sobre paro registrado en la zona de estudio por nivel de estudio, se puede afirmar que en buena medida la estructura actual ha sufrido pocas modificaciones con respecto a 1997, en especial en lo relativo a los niveles inferiores de estudio. Deslocalización, descentralización productiva y empleo en la Bahía de Cádiz y su entorno Pese a los buenos presagios, en el modelo de producción actual cada vez es mayor la proporción del empleo total creado caracterizado por la baja cualificación, con escasas exigencias formativas, mal retribuido y de peor calidad. Por tanto, cada vez es más evidente que los impactos en el mercado de empleo del proceso de reestructuración de las bases de la nueva economía posfordista es la creación de empleos de peor calidad, sin que ello haya terminado ni mucho menos con el problema del desempleo. Las actuales transformaciones nos llevan a un marco de relaciones laborales con una mayor presencia de contratos eventuales, incertidumbre, inseguridad y degradación de las condiciones generales de contratación. La deslocalización productiva permite que las empresas con una cierta dimensión puedan organizar su producción de la forma que les produzca más beneficios combinando las posibilidades que les ofrece el mundo entero, trasladando sus plantas a donde la mano de obra tengan salarios más bajos, cotizaciones laborales menores o una mayor "disciplina" laboral. De este modo se degradan los salarios y los derechos sindicales. Además, mediante la deslocalización, muchos trabajadores pasan a considerar que la competencia y la competitividad es un aspecto en el que debe de tomar parte, situándose del lado de su empresa. En última instancia, los trabajadores compiten entre ellos, asumiendo como propia su degradación salarial, para conseguir que una sobreexplotación les permita sobrevivir. La deslocalización productiva significa aumentar las cifras de paro y precariedad en el territorio de que se trate. Normalmente, los nuevos puestos de trabajo, admitiendo que se creen, suponen una pérdida de calidad del empleo. La sustitución de trabajadores con empleos fijos y salarios será por otros con contratos eventuales o precarios, y, en todo caso, con salarios más bajos y condiciones de flexibilidad laboral, habiendo perdido, además, los derechos de antigüedad. Y ello en el improbable caso que se creen suficientes puestos de trabajo para absorberles. Asimismo, la amenaza de deslocalización es utilizada como mecanismo para disciplinar a la fuerza de trabajo. No sólo a los trabajadores a los que se les cierra la empresa, sino a todos los trabajadores, puesto que se generaliza la idea de que las empresas pueden deslocalizarse con facilidad, lo que refuerza grandemente el poder empresarial. Por otro lado, la descentralización de tareas hacia pequeñas empresas jurídicamente independientes, pero coordinadas mediante un mismo ciclo de producción y unidas por un sistema de reglas de cooperación subordinada, ha acarreado una enorme segmentación en las relaciones laborales. Los procesos descentralizadores de los nuevos modelos de organización del trabajo tienen como consecuencia inmediata facilitar la segmentación de los mercados de

empleo e incrementar las formas de empleo flexible. La fuerza de trabajo no tiene las mismas posiciones en el mercado, es decir, no es homogénea. La segmentación del mercado de empleo está estrechamente ligada a la fragmentación de la fuerza de trabajo, que se traduce en una creciente diferenciación de las relaciones laborales y de las relaciones contractuales, cuestión que se puede observar, incluso, dentro de un mismo centro productivo o empresa. Aunque las transformaciones de tipo tecnológico e institucional hayan reforzado la tendencia general a la individualización y segmentación de los trabajadores, es la descentralización o subcontratación productiva las estrategias que mejor la sintetiza. La reorganización del trabajo y de la producción que supone la externalización o subcontratación productiva afecta sustancialmente a las condiciones de empleo pues trastoca el equilibrio inestable de la relación de fuerzas entre capital y trabajo que se alcanzó en el modelo de desarrollo anterior al intensificar la segmentación del obrero colectivo. Por tanto, la generalización y desarrollo de la fábrica “difusa” conlleva una mayor diferenciación de las condiciones laborales, lo que da lugar a unas condiciones de vida y de trabajo diversificadas y segmentadas, así como a diferencias en cuanto a relaciones laborales y capacidad de respuesta colectiva. Esa fractura se concreta en el diferencial que, en cuanto a condiciones de empleo y de relaciones laborales, separa a los diversos colectivos de trabajadores, según estén situados en ámbitos laborales y productivos más o menos centrales o periféricos. Es presumible que el diferencial de condiciones de empleo y la intensidad de la fractura o segmentación laboral sea mayor cuanto más se descienda en la trama o malla productiva. Las relaciones laborales en el “centro” de la red son normalmente de mayor calidad – aparecen reguladas y con normas parcialmente negociadas con los sindicatos, los puestos de trabajo son más o menos estables -, que las de la “periferia”. Por tanto, estas estrategias propician una disociación creciente entre distintos grupos o segmentos de trabajadores. Se pueden distinguir tres segmentos: a) Núcleo estable. Conjunto de trabajadores que mantienen una elevada estabilidad matizada por la aceptación de una creciente flexibilidad funcional y profesional dentro de la empresa. La tendencia la lleva a ser una fracción cada vez más minoritaria, en la que se integran quienes disfrutan los empleos más cualificados y mejor retribuidos. b) Grupo periférico. Incluye tanto a los trabajadores con contratos indefinidos en tareas poco cualificadas como a aquellos que disponen de un contrato de trabajo más inestable o de pequeña retribución. A través de este conjunto de trabajadores las empresas pueden ajustar rápidamente las plantillas a sus necesidades de producción. c) Corona externa. En este grupo toman protagonismo las nuevas formas de organización del trabajo con fenómenos como la subcontratación o descentralización, el autoempleo o la intermediación de las empresas de trabajo temporal (ETT). La mano de obra externa comprende tanto a un pequeño número de profesionales muy cualificados que se autoemplean, como a un volumen creciente de personal eventual en tareas estandarizadas, banales y, en gran medida, subcontratadas que sólo accede a contratos de muy escasa calidad – comúnmente denominados precarios – y que de forma periódica ingresa en el desempleo. Son los protagonistas del creciente aumento de la rotación laboral mediante la cual las empresas obtienen un alto grado de flexibilidad. Condiciones de trabajo según segmentos laborales Nivel salarial Nivel estabilidad Núcleo estable Alto-Medio Alto Grupo periférico Medio- Bajo Medio-Bajo Corona externa Alto-Medio-Bajo Bajo

Flexibilidad Interna Interna-Externa Externa

Fuente: Elaboración propia.

Un claro ejemplo se encuentra en las últimas reestructuraciones realizadas en el sector de la construcción naval de la Bahía de Cádiz. Entre las medidas adoptadas para mejorar la competitividad se ha producido el sustancial incremento de la subcontratación o descentralización productiva. A partir de esta última estrategia se persigue dotar a los astilleros de unas plantillas lo más flexibles posible, capaces de adaptarse a las necesidades de producción de cada momento. Al mismo tiempo, aumenta la subcontratación de empresas auxiliares para las actividades o servicios que no pueden desempeñar los trabajadores propios de las compañías demandantes o externalizadoras. A principios de siglo XXI, a lo largo de los años 2001 y 2002, la entonces “IZAR Construcciones Navales S.A.” adquirió en el mercado bienes y servicios por un valor aproximado de 800 millones de euros anuales. Estas cifras muestran la importancia de las compras realizadas fuera de la compañía. Por otro lado, la relevancia de la externalización productiva se veía refrendada por los complejos mecanismos puestos en marcha por la empresa para que todo el sistema de subcontratación y aprovisionamiento funcionara correctamente, entre los que se encuentraba el establecimiento de un árbol de Clasificación de Productos y Servicios (CPS) y el desarrollo del Portal de Compras Áncora. Al igual que en otras muchas actividades económicas, con la llegada de los nuevos modelos de producción posfordista, desde la empresa pública, como centro neurálgico de la malla productiva, se indujo la descentralización o externalización productiva. Es una estrategia que se alarga en el tiempo pues “la subcontratación es un fenómeno histórico (…) favorecida por Astilleros Españoles, que incluso en algunos casos muy concretos le daba la excedencia a un señor de confianza, un oficinista por ejemplo, para que montara una empresa auxiliar”. No obstante, fue a partir de 1996, con el aumento de la demanda en el sector naval a nivel internacional cuando mayor es el proceso de descentralización productiva"8. Los trabajadores subcontratados en el sector naval de la Bahía constituyen un colectivo cada vez más numeroso. En los últimos años, en especial a partir de 1995, ha aumentado la proporción del número de puestos de trabajo de la industria auxiliar respecto a los directos internos, por lo que ha aumentado el denominado mercado de trabajo secundario o grupo periférico y el contexto o corona externa compuesto por empleo eventual, el autoempleo o el trabajo a través de ETT. A medida que se desciende en la trama productiva aumentan los desequilibrios en el poder negociador en favor de la demanda de trabajo, y toman protagonismo los tipos de contratos caracterizados por una menor calidad y estabilidad. A pesar de medidas como la obligación de las subcontratas de cumplir las obligaciones con la Seguridad Social y Hacienda, fuera de los centros de trabajo centrales aparecen los denominados “nuevos espacios laborales más flexibles” con un marco de relaciones laborales con mayor presencia de contratos eventuales y degradación de las condiciones generales de contratación. La descentralización y reconstrucción en forma de red de la producción lleva consigo el crecimiento del empleo atípico, es decir, empleo creado por la contratación temporal, el autoempleo o incluso la economía informal. El diferencial de condiciones de trabajo y la intensidad de la segmentación laboral aumenta a medida que se desciende en la trama productiva creada alrededor de la construcción de un barco. Se observa cómo las relaciones laborales en el centro de la red son de mejor calidad y 8

Entrevista realizada a representantes del Comité de Empresa del Astillero de IZAR en Puerto Real.

mayor estabilidad que las condiciones de trabajo de las empresas de la periferia. En éstas la descentralización ha ido paralela a una mayor informalización de las relaciones laborales. “En la industria auxiliar, la gente eventual no protesta por nada, hace lo que les manda el empresario, sepa o no sepa, ya que no tienen capacidad para protestar”9. En el conjunto del sector naval de la Bahía de Cádiz se asiste, en los últimos años, a un proceso según el cual se reduce la proporción de trabajadores concentrados en los grandes astilleros respecto a los existentes en la órbita de éste y donde encontramos un cada vez más segmentado mercado laboral. Aumenta el número de pequeñas empresas y surge la fábrica “difusa” postfordista, capaz de adaptarse de forma más flexible a la nueva economía. Estos cambios conllevan la segmentación del mercado de trabajo. Para este caso se podría realizar la siguiente tipología, sin ocultar la excesiva simplicidad con la que se intenta plasmar una situación laboral tan compleja como la de esta cadena productiva: a) Núcleo estable. Lo componen los trabajadores con contratos estables pertenecientes a las grandes unidades de negocio de “Navantia”. Mantienen una elevada estabilidad matizada por la flexibilidad interna (funcional, numérica o salarial). Las condiciones laborales, por tanto, se caracterizan por la escasa rotación de los trabajadores, la utilización de la negociación colectiva para establecer las condiciones laborales de la mayor parte de los trabajadores, un nivel salarial alto-medio y una elevada estabilidad. b) Grupo periférico. Trabajadores con contratos con alta estabilidad de las principales empresas suministradoras de “Naviantia”. La menor estabilidad es consecuencia de la menor independencia de la empresa para la que trabajan. El mayor o menor nivel de calidad de la relación laboral depende de la “carga” de trabajo de la subcontrata con la cual se está empleado. Se trata del conjunto de trabajadores que, en definitiva, están afectados por estrategias internas y externas de flexibilidad laboral. Estamos ante trabajadores que, respecto al grupo anterior, tienen normalmente un mayor nivel de rotación y menores niveles salariales y de estabilidad. c) Corona externa. Integrada por los trabajadores eventuales o contratados a través de empresas de trabajo temporal pertenecientes a las pymes del sector, así como los autoempleados. Se encuentra en este segmento tanto el pequeño número de profesionales cualificados que se autoemplean, como el creciente volumen de personal eventual dedicado a tareas más descualificadas y subcontratadas que sólo pueden acceder a contratos de trabajo de escasa calidad y que de forma periódica ingresan en las listas de desempleo. En este segmento del mercado de trabajo se encontrarían todas aquellas personas empleadas de aquellas pequeñas empresas que trabajan para las subcontratistas principales de la central (una parte contratada a través de Empresas de Trabajo Temporal) o los autoempleados situados en los últimos “escalones” de la “trama productiva”. Se trata de los trabajadores de las empresas guiadas fundamentalmente por estrategias externas de flexibilidad laboral y con alto nivel de rotación, negociación individualizada de las condiciones de trabajo, bajo nivel salarial y gran inestabilidad o eventualidad en la contratación. Segmentación laboral Industria naval Bahía Cádiz Núcleo estable Grupo periférico Contexto externo

9

Idem.

Tipos de trabajadores - Indefinidos de unidades de negocio empresa “cabeza” - Indefinidos principales suministradoras empresa “cabeza” - Indefinidos y eventuales pymes subcontratadas - Autoempleados pertenecientes a la trama

Fuente: Elaboración propia.

Epílogo: las políticas públicas de empleo y desarrollo territorial y algunos de sus efectos en la Bahía de Cádiz y su entorno En todo este proceso de cambio el sector público ha ido también transformando su forma de actuación. Actualmente los Estados no se dedican a potenciar el capital de origen local, sino más bien a los capitales más fuertes de cada territorio o capital internacionalizado. Los respectivos estados tratan de generar las mejores condiciones de acumulación vía desreglamentación, privatización, subvenciones, bajos impuestos, una legislación laboral y medioambiental favorable, la capacidad de poder repatriar los beneficios, y, por supuesto, ningún impedimento para que se vayan cuando quieran. Las políticas seguidas se guían por la idea de que el Estado no debe intervenir directamente en la economía (por ejemplo creando empresas públicas), sino que debe atraer a empresas a su territorio, y como hay muchos que las quieren, pues deben competir entre sí para captar empresas y capitales o para que no se vayan. Para ello se les otorga todas las facilidades posibles para que se instalen. En este marco se encuadran las políticas de empleo y desarrollo en la UE de principios del siglo XXI. Entre las políticas activas de empleo donde se prima la empleabilidad y las políticas de desarrollo local caracterizadas por la empresarialización y apoyo a los emprendedores se observa una clara convergencia. Las políticas públicas de empleo se diseñan en función de la rentabilidad empresarial y del imperativo de la flexibilidad y la competitividad. Para terminar con el desempleo, se considera que los trabajadores deben hacerse "empleables", especialmente con más educación e iniciativa empresarial, y que, como máximo, deben proporcionarse incentivos a las empresas privadas para que éstas aumenten el empleo. La fórmula “trabajo para el que puede, seguridad para el que no puede” implica la filosofía del nuevo compromiso de aumentar la "empleabilidad", de “preparar” a los hombres para el cambio tecnológico, en su máxima adaptabilidad a las exigencias de los empleadores. Estas medidas pretenden racionalizar el gasto social, a la vez que impulsar al parado a una búsqueda más activa de empleo. Este nuevo modelo se denomina workfare (o welfare to work) y consiste en políticas activas de empleo en las que se obliga al parado a asumir un compromiso (de formación o de actividad) a cambio de la prestación (contributiva o asistencial) de garantía de rentas. La variada tipología de medidas que existe en este ámbito se suele clasificar en tres grandes grupos: a) políticas de orientación, intermediación y colocación, que agrupan las actuaciones que tratan de mejorar la relación entre oferta y demanda de trabajo: orientación en la búsqueda de empleo, gestión de ofertas y contratación, etc.; b) políticas de formación o actuaciones de formación profesional ocupacional o continua, dirigidas a proveer de los conocimientos, capacidades y habilidades que permitan a aquellos en situación de desempleo (o en riesgo de ser parados) mejorar sus oportunidades de inserción en el mercado laboral; c) políticas de promoción y creación de empleo o acciones que persiguen crear empleo mediante incentivos a la contratación, creación de empleo público directo, fomento del autoempleo, el desarrollo local, los yacimientos de empleo o los pactos territoriales por el empleo. En la actualidad, y en relación con este tipo de políticas, en la mayoría de países occidentales se han planteado medidas que, reconociendo los problemas de las políticas laborales, pretenden racionalizar el gasto social y exigir al desempleado una búsqueda más activa de empleo. Se trata del llamado workfare o welfare to work, que consiste en políticas activas de empleo en las que el desempleado debe asumir un compromiso (de formación o de actividad) a cambio de la

prestación (contributiva o asistencial) de garantía de rentas (literalmente workfare quiere decir "trabajar por tu bienestar", "work for your welfare"). Desde la Unión Europea se ha impulsado este tipo de políticas. El aumento del desempleo llevó a la Unión a considerar de nuevo este problema. El Libro Blanco sobre Empleo de Delors (“Crecimiento, Competitividad y Empleo”, 1993) abordó el tema y planteó la necesidad de promover y mejorar las políticas activas de empleo. Posteriormente, el Consejo Europeo de Essen de diciembre de 1994 estableció cinco orientaciones fundamentales, germen de las actuales directrices sobre el empleo en la Unión, que a continuación se enumeran: a) Mejorar la "empleabilidad" por medio de la inversión en formación profesional y continua. b) Incrementar la creación de empleo mediante la puesta en vigor de medidas que aporten flexibilidad al mercado de trabajo y exploten los nuevos yacimientos de empleo. c) Reducir los costes salariales accesorios y mantenimiento de la moderación salarial. d) Aumentar la eficacia de la política de empleo, pasando de una pasiva a otra activa. e) Reforzar las medidas a favor de los grupos especialmente afectados por el desempleo, es decir, mujeres y jóvenes. En la Cumbre de Luxemburgo de 1997, se estableció el requerimiento de que los Estados miembros diseñaran Planes de Empleo y los enviaran a la Unión para su aprobación y convergencia en la Estrategia Europea para el Empleo. Además, se establecieron y explicitaron cuatro pilares de la política de empleo, con una serie de directrices: 1) Pilar 1: Mejorar la capacidad de inserción profesional ("empleabilidad"). La empleabilidad es la capacidad de las personas para ser contratadas. Depende de tener la cualificación adecuada y también de que existan los incentivos y oportunidades necesarios. 2) Pilar 2: Desarrollar el espíritu empresarial. Se considera necesaria la creación de un clima empresarial donde puedan prosperar las energías creativas y las ideas se desarrollen fácilmente, para de esta manera crear nuevos puestos de trabajo. 3) Pilar 3: Fomentar la capacidad de adaptación de los trabajadores y las empresas ("adaptabilidad"). 4) Pilar 4. Reforzar la política de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. En la Cumbre de Lisboa (2000), las medidas "para generar empleo" siguen girando en torno a los cuatro ejes establecidos en Luxemburgo en 1997: empleabilidad, actitud emprendedora, adaptabilidad e igualdad de oportunidades (de género). Estos ejes establecen que las personas se preparen mejor y deban tener una mayor actitud "empresarial" para poder optar a los empleos o crearlos por sí mismos. Se recomienda para aumentar el empleo aumentar la "flexibilización" del mercado de trabajo y abaratar el despido, al mismo tiempo que aparece la oposición de la Unión a la reducción del tiempo de trabajo. Se trata de generar "empleo" dando el máximo de facilidades a las empresas para que contraten a los trabajadores en las condiciones que les conviene y, además, en muchos casos, concediéndoles una subvención. Respecto a las políticas de desarrollo territorial, es preciso hacer concurrir en los distintos espacios formas de organización e instituciones sociales que favorezcan la competitividad y, con ello, el desarrollo de actividades productivas. Al catálogo de medidas que mejoran estos elementos, convertidas en el nuevo referente de la política de desarrollo, se les denominan políticas de Desarrollo Local. Para lograr el deseado desarrollo, se proponen una serie de actuaciones concretas que lo promueve. Entre ellas destacan la movilización y el apoyo a los "emprendimientos" o empresas locales, el análisis e identificación de recursos potenciales endógenos, el fomento de la "empresarialización" y la valorización social del empresario como generador de riqueza.

La renovación teórica en la economía regional ha generado dos corrientes de pensamiento, con posiciones ideológicas opuestas según el modo en que pueden aparecer definidas o caracterizadas las regiones:  Por un lado, se encuentran los “localistas” o seguidores de las teorías y modelos de desarrollo local endógeno, para los cuales los territorios se definen por sí mismos, por su dinámica o factores internos.  Por otro lado, los “globalistas”, o corriente que destaca el peso creciente de las grandes empresas y de las grandes redes de la economía internacional. Esta línea caracteriza al territorio por su lugar sincrónico en la división interregional del trabajo, por sus influencias o factores externos. Ante estos problemas, la solución planteada por la política económica territorial o regional se puede resumir en las nuevas políticas de Desarrollo local. Estas políticas se basan en el fomento de las capacidades de emprendimiento empresarial locales. Políticas de mejoras de la eficiencia para ser más competitivos en los mercados globalizados. Ante la economía global de mercados cada vez más abiertos debemos ser competitivos en algún producto si queremos seguir viviendo en nuestra localidad. Características principales:  Hay que poner en valor los recursos endógenos. Todos tenemos algo que ofrecer al mercado global. Ante la apertura a los mercados exteriores es necesario competir para poder producir bienes y servicios que después se puedan vender.  Importancia de las pymes. Los cambios generados por la reestructuración darán lugar a las denominadas regiones de “industrialización difusa”. Son zonas con multitud de pymes muy especializadas y competitivas. El nuevo modelo se caracteriza por la flexibilidad, la diversidad y, en términos espaciales, el localismo, de tal forma que las nuevas economías regionales son autónomas y autosuficientes. Las ciudades pequeñas, medianas y grandes, e incluso muchas zonas rurales industrializadas, poseerán la autonomía suficiente para poder ser “dueños de su futuro”.  Del Estado keynesiano pasamos a un estado neoschumpeteriano donde se apoya a los empresarios, no a los ciudadanos. La eficiencia y la competitividad por encima de todo. De la valorización social del buen ciudadano pasamos a la valorización social del buen empresario –autoempleado autoexplotado, emprendedor explotador-. Estado que no denuncia los incumplimientos de las leyes laborales o medioambientales pues lo fundamental es conseguir la competitividad.

La Comisión Europea, junto con otras instituciones comunitarias, comenzó en 1984 a tener en cuenta las posibilidades del desarrollo local para luchar contra el desempleo. Sin embargo, su incorporación como línea oficial de la política comunitaria se produce en 1993, con el libro blanco “Crecimiento, competitividad y empleo”.10 Hay que diferenciar varias fases en el papel que las instituciones comunitarias han desempeñado en este ámbito. Se pueden encontrar al menos tres, a saber (Molina, C., 2007): una primera fase experimental (1993-1997), otra institucional (1998-2000) y una tercera de consolidación (a partir de 2000). En 2000, como complemento a la Estrategia Europea del Empleo, la Comisión pretendió extender la aplicación de la EEE al ámbito local. La Comisión consideraba que el desarrollo de la dimensión local en la EEE podía contribuir significativamente a la consecución de otros objetivos comunitarios de carácter más general, como el pleno empleo o el crecimiento económico sostenible. Por tanto, como se ha podido observar, la política de desarrollo local se convierte en un pilar básico de las políticas europeas de empleo. El fomento de las Iniciativas Locales de Desarrollo y Empleo conlleva a la existencia de un elevado grado de convergencia de las políticas de desarrollo y de empleo en el marco de la Unión Europea. Algunos efectos de las políticas de empleo y desarrollo territorial en la Bahía de Cádiz y su entorno Desde las perspectivas críticas, a grandes rasgos, se hace referencia a que la "política de empleo" de la UE sitúa la responsabilidad del empleo en la persona que lo busca. Así, se promueve la idea de que son las deficiencias de los trabajadores (profesionales o personales) la causa del desempleo. Además, se señala que no se tenga en cuenta la calidad del empleo, es decir, la existencia de salarios suficientes, la estabilidad en el empleo, las buenas condiciones de trabajo o la seguridad social o derechos sociales asociados al trabajo asalariado. De este modo, se considera que aumenta el "empleo" con cualquier tipo de actividad laboral que sea. "Es decir, el término pleno empleo ha sido despojado de sus connotaciones de bienestar y adaptado a las necesidades de crecimiento, competitividad internacional y beneficios. Es la forma pervertida en que se usa, o abusa, el concepto de pleno empleo en la actualidad". (Economistas Europeos, 2000). Aspectos positivos: segunda zona más industrializada de Andalucía, relevancia de nuevas agriculturas, parque natural, turismo, etc. Aspectos negativos: capital exógeno, privatizaciones, deslocalizaciones, externalización, problemas medioambientales. Conclusiones: algunos problemas: capital exógeno, privatizaciones, deslocalizaciones y externalización. Problemática: empresarialización y empleabilidad versus problemática estructural Medidas de empresarialización para una problemática estructural La situación de cada región o localidad es el resultado de la superposición de factores internos y externos pues, como dice Michel Delebarre, Presidente del Comité de las Regiones de la UE, 10

Molina, Cristóbal (2007): "La acción de la UE a favor de los empleos de iniciativa local". Revista Empleo.

"no todas las regiones parten del mismo punto en esta 'carrera por ser atrayentes" 11. Sin embargo, los problemas sociales y económicos se atribuyen cada vez más a las condiciones "culturales", sociológicas o económicas internas de las regiones y localidades, ignorando los condicionamientos externos o estructurales. De este modo, el desarrollo local se convierte en un modelo muy útil para obviar los problemas estructurales del sistema. Aunque la reestructuración y la globalización den como consecuencia mayores desigualdades entre las personas y los territorios, desde el discurso del nuevo paradigma serán estas regiones “empobrecidas” las responsables de su situación. El apoyo "indirecto" a las grandes empresas de capital foráneo La primacía de la pequeña y mediana empresa y las relaciones de cooperación y solidaridad son suposiciones del modelo de crecimiento endógeno y de las políticas de DL que poco tienen que ver con la realidad productiva analizada. Cada vez es menor la autonomía que tienen las pymes respecto a los grandes grupos (tanto industriales como comerciales). Las relaciones existentes en las actividades productivas presentes en el territorio analizado son competitivas, jerárquicas y asimétricas, donde un escaso número de grandes grupos empresariales ejercen su dominio en las relaciones empresariales y comerciales con el resto de actores del sector. No se debe confundir la cantidad con la calidad, es decir, el que las pymes supongan un porcentaje muy elevado del total de empresas no conlleva a que dejen de ser simples actores subordinados y dependientes de las estrategias de las grandes firmas. Éstas son las verdaderas protagonistas que dominan y subordinan a las pequeñas empresas locales. La gran empresa, con redes jerarquizadas de establecimientos, sucursales y subcontratistas, es cada vez más protagonista del modelo de crecimiento y acumulación local. Las grandes empresas constituyen la principal fuerza creadora de la estructura productiva territorial por lo que los debates y propuestas existentes en torno al "espíritu emprendedor", la relevancia de las pymes, los autoempleados, etc., no deben enmascarar el poder y la influencia crecientes de los grandes grupos empresariales. Ante esta situación, las políticas dirigidas a mejorar la competitividad de las pymes suelen convertirse en subvenciones indirectas a las grandes empresas que tienen relaciones de subcontratación con ellas. Los instrumentos de asistencia técnica, promoción y fomento de emprendedores y las actividades de valorización social del empresario sirven para que las pymes mantengan estrategias competitivas basadas en bajos costes y puedan mantenerse en un nivel de rentabilidad que bordea la simple supervivencia. De esta situación son las grandes empresas las que mayor beneficio obtienen. Las políticas de formación, en la mayor parte de los casos, tan sólo pueden ser utilizadas por las grandes empresas con un mínimo nivel tecnológico. Lo mismo ocurre con la promoción de mercados. Las pymes apenas pueden acceder a la promoción en los mercados internacionales. Cada vez más, son las empresas con una elevada dimensión las únicas que pueden acceder de este modo a los mercados. En definitiva, queremos reiterar que las estrategias de desarrollo local están sirviendo de instrumento esencial para poner a disposición de las grandes empresas esas otras organizaciones productivas de pequeña dimensión. Con estas políticas se apoyan a 11

Fuente: Revista de Empleo del Servicio Andaluz de Empleo, nº 14.

microempresas que no tienen, en la mayoría de los casos, márgenes suficientes para poder crecer o, incluso en muchas ocasiones, para mantenerse. De este modo, la administración pública ayuda a la creación de empleo y, al mismo tiempo, ayuda a las grandes empresas que disponen de un contexto en el que mejorar sus resultados. Las ayudas a las pymes suponen de esta forma una subvención indirecta a las grandes empresas que subordinan a estas microempresas. La competitividad subordina a la legalidad, el crecimiento económico al desarrollo territorial integrado La reestructuración ha provocado la competencia de los territorios entre sí para obtener ventajas competitivas mediante la valorización de sus recursos y la diferenciación de sus actividades productivas. De esta forma la competitividad pasa de las empresas a los territorios, y los pueblos, ciudades o regiones están abocados a la lucha entre ellas para atraer capitales foráneos o para evitar la deslocalización de los locales. En este marco, los responsables políticos locales se afanan por facilitar el mejor desenvolvimiento de las empresas existentes en el territorio ante la posibilidad de cierre o deslocalización. Así, desde la administración local se apoya a todos aquellos agentes que alcanzan un cierto grado de competitividad en el mercado, aunque esto suponga ocultar cualquier problema o ilegalidad que puedan estar cometiendo estos agentes. La valorización social del empresario provoca en muchas ocasiones la inactividad de las administraciones ante situaciones que infringen la legalidad. Así, los emprendedores se convierten en los actuales héroes sociales, en los únicos agentes verdaderamente "activos" -en contraposición a los simples obreros que trabajan para otros o los perceptores de ayudas sociales, considerados "pasivos"-. Ante estos nuevos héroes sólo cabe, desde las administraciones públicas locales, la ayuda incondicional. En este contexto, tiene lugar a un crecimiento económico que nada tiene que ver con el desarrollo territorial integrado. En conjunto, el dinamismo económico del territorio objeto de estudio se ha basado esencialmente en un uso intensivo de recursos genéricos. Es decir, se ha usado una fuerza de trabajo abundante y barata y unos recursos naturales desprotegidos para ser muy competitivos en costes. Las ventajas competitivas son de tipo estático, no de tipo dinámico, lo cual significa que son fáciles de sustituir y provocan costes sociales y ambientales. Crítica al desarrollo local:  Importancia de las multinacionales. Las pymes locales dependen casi por completo de la “red económica global”, sin ninguna realidad propia fuera de este contexto. Las nuevas economías locales y nacionales tienden cada vez más a la internacionalización e integración a escala global. Por tanto, las economías regionales y locales deben ser resituadas en esta perspectiva global, siendo el escenario de la producción flexible y de las ciudades independientes más una aspiración que una realidad.  Las ciudades y regiones cada vez tienen menor autonomía respecto a los actores económicos mundiales que realizan sus actividades en función de una lógica global que las sociedades locales ignoran y sobre la cual no tienen ningún control.

 

Las teorías del desarrollo local se utiliza para obviar los problemas estructurales del sistema en el proceso de generación y apropiación de la riqueza; los “culpables” del atraso de muchas economías regionales son ellos mismos. Las políticas de desarrollo local sólo han servido para llevar a cabo la descentralización del poder político, de tal forma que el poder del Estado nacional cada vez es menor (concuerda claramente con la ideología neoliberal).

Estamos ante la legitimación en la escala local del mercado, la competitividad a costa de cualquier cosa. Legitimación de un proceso de generación, apropiación y utilización del excedente económico que genera cada vez más desigualdades y abandono de los pueblos pues consisten en la concentración de capital en bolsillos y territorios concretos.

Anexo 1. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Cádiz. Tramo de empleo Sin Cádiz empleo De 0-5 De 6-19 De 20-49 De 50-99 conocido Industria y energía 3 282 66 20 6 C. Industrias extractivas 0 1 1 0 0 D. Industria manufacturera 1 280 62 20 4 DA. Industria de la alimentación, bebidas y 1 12 8 5 1 tabaco DB. Industria textil y de la confección 0 24 0 0 0 DC. Industria del cuero y del calzado 0 2 0 0 0 DD. Industria de la madera y del corcho 0 10 3 0 0 DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes 0 76 12 3 1 grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de 0 0 0 0 0 combustibles nucleares DG. Industria química 0 30 3 0 0 DH. Industria de la transformación del 0 9 1 0 0 caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales 0 4 2 0 0 no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos 0 29 7 2 0 metálicos DK. Industria de la construcción de 0 10 3 3 1 maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, 0 15 3 1 0 electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte 0 24 15 5 1 DN. Industrias manufactureras diversas 0 35 5 1 0 E. Producción y distribución de energía 2 1 3 0 2 eléctrica, gas y agua Construcción 2 311 88 33 5 Servicios 102 7.201 686 128 41 G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y 43 2.536 213 32 4 artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería 8 775 99 17 2 I. Transporte, almacenamiento y 4 384 60 12 3 comunicaciones J. Intermediación financiera 22 205 57 2 0 K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; 11 2.069 115 29 16 servicios empresariales M. Educación 2 171 33 10 8 N. Actividades sanitarias y veterinarias, 5 498 37 9 3 servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios 7 563 72 17 5 personales Total 107 7.794 840 181 52

100 y más

Total

5 0 4

382 2 371

0

27

0 0 0

24 2 13

0

92

0

0

0

33

0

10

0

6

0

38

0

17

0

19

4 0

49 41

1

9

4 30

443 8.188

3

2.831

0

901

5

468

0

286

10

2.250

5

229

3

555

4

668

39

9.013

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Chiclana de la Frontera. Tramo de empleo Chiclana de la Frontera Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DK. Industria de la construcción de maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 1 0 1

De 0-5

De 6-19 De 20-49 De 50-99

100 y más

Total

271 3 234

90 0 90

16 0 16

5 0 4

2 0 2

385 3 347

1

26

18

0

0

0

45

0 0 0

8 0 20

0 0 10

0 0 1

0 0 0

0 0 2

8 0 33

0

36

3

1

0

0

40

0

0

0

0

0

0

0

0

9

2

0

0

0

11

0

4

2

1

0

0

7

0

13

13

3

1

0

30

0

51

23

5

2

0

81

0

10

5

1

0

0

16

0

8

3

0

0

0

11

0 0

10 39

7 4

3 1

1 0

0 0

21 44

0

34

0

0

1

0

35

1 53

574 3.616

161 320

45 54

10 17

4 4

795 4.064

31

1.409

159

18

7

0

1.624

4

357

45

10

3

2

421

2

253

16

4

0

0

275

5

89

13

0

0

0

107

6

1.081

38

5

2

0

1.132

1

85

11

4

2

0

103

0

130

19

5

0

0

154

4

212

19

8

3

2

248

55

4.461

571

115

32

10

5.244

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Chipiona.

Chipiona Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DK. Industria de la construcción de maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 0 0 0

Tramo de empleo De 0-5

De 6-19 De 20-49 De 50-99

100 y más

Total

66 0 65

13 0 13

0 0 0

1 0 1

0 0 0

80 0 79

0

14

3

0

0

0

17

0 0 0

5 0 12

0 0 3

0 0 0

0 0 0

0 0 0

5 0 15

0

4

0

0

0

0

4

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

3

1

0

0

0

4

0

13

6

0

1

0

20

0

2

0

0

0

0

2

0

1

0

0

0

0

1

0 0

4 7

0 0

0 0

0 0

0 0

4 7

0

1

0

0

0

0

1

0 9

119 945

30 64

6 5

0 1

0 0

155 1.024

3

456

33

1

0

0

493

2

157

14

0

0

0

173

1

35

1

2

0

0

39

1

18

4

0

0

0

23

1

174

7

0

0

0

182

1

20

0

2

0

0

23

0

20

2

0

0

0

22

0

65

3

0

1

0

69

9

1.130

107

11

2

0

1.259

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Jerez de la Frontera.

Jerez de la Frontera Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DK. Industria de la construcción de maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 11 0 9

Tramo de empleo 100 y más

Total

19 0 18

2 0 2

921 35 864

8

9

0

235

10 1 10

0 0 4

0 0 1

0 0 0

68 6 47

81

20

7

2

0

110

0

0

0

0

0

0

0

0

23

9

0

1

0

33

0

13

4

1

1

0

19

1

25

15

4

1

1

47

1

83

38

6

2

0

130

0

33

14

3

0

0

50

2

37

4

3

1

1

48

0 1

6 52

4 7

0 1

0 0

0 0

10 61

2

14

4

1

1

0

22

2 170

743 9.772

263 964

96 174

30 65

15 31

1.149 11.176

76

3.681

394

59

16

4

4.230

16

1.002

113

18

5

1

1.155

8

698

93

8

1

1

809

21

296

63

2

2

3

387

29

2.780

158

36

18

12

3.033

6

246

31

11

14

2

310

2

446

47

14

3

5

517

12

623

65

26

6

3

735

183

11.166

1.426

309

114

48

13.246

De 0-5

De 6-19

De 20-49 De 50-99

651 24 613

199 10 185

39 1 37

4

165

49

0 0 0

58 5 32

0

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Puerto de Santa María.

Puerto de Santa María Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DK. Industria de la construcción de maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 1 0 1

Tramo de empleo De 0-5

De 6-19 De 20-49 De 50-99

100 y más

Total

222 7 213

64 6 57

20 3 17

7 0 6

4 0 4

318 16 298

0

37

16

5

2

0

60

0 0 0

25 1 10

1 0 0

0 0 1

0 0 0

0 0 0

26 1 11

0

31

8

2

1

0

42

0

0

0

0

0

0

0

0

7

2

0

0

0

9

0

6

1

0

1

1

9

0

13

10

1

0

0

24

0

28

6

7

1

0

42

0

13

3

0

0

0

16

0

13

2

1

0

1

17

1 0

12 17

5 3

0 0

1 0

2 0

21 20

0

2

1

0

1

0

4

0 85

326 4.857

78 443

23 97

7 23

2 8

436 5.513

43

1.716

172

31

8

2

1.972

12

612

75

14

6

0

719

0

248

29

3

2

0

282

8

118

17

0

0

0

143

14

1.379

69

30

2

2

1.496

3

133

13

7

2

1

159

1

289

17

4

2

2

315

4

362

51

8

1

1

427

86

5.405

585

140

37

14

6.267

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Puerto Real.

Puerto Real Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DK. Industria de la construcción de maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 1 0 1

Tramo de empleo De 0-5

De 6-19 De 20-49 De 50-99

100 y más

Total

93 3 86

28 0 24

15 0 15

7 0 7

4 0 4

148 3 137

0

10

2

1

0

0

13

0 0 0

8 0 3

0 0 1

0 0 0

0 0 0

0 0 0

8 0 4

0

14

2

2

0

0

18

0

0

0

0

0

0

0

0

2

0

0

0

0

2

0

2

0

0

0

0

2

0

5

3

0

0

0

8

0

20

4

4

3

2

33

0

3

2

0

1

0

6

0

7

1

2

0

0

10

0 1

10 2

9 0

5 1

3 0

2 0

29 4

0

4

4

0

0

0

8

0 4

104 1.319

29 154

16 31

2 10

1 5

152 1.523

2

569

77

8

2

1

659

0

168

19

1

0

0

188

0

101

12

4

1

0

118

1

31

4

0

0

0

36

1

240

19

13

3

2

278

0

39

7

2

1

1

50

0

49

7

0

2

1

59

0

122

9

3

1

0

135

5

1.516

211

62

19

10

1.823

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Rota.

Rota Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DK. Industria de la construcción de maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 0 0 0

Tramo de empleo De 0-5

De 6-19 De 20-49 De 50-99

100 y más

Total

48 0 47

16 0 15

1 0 1

0 0 0

1 0 0

66 0 63

0

9

4

0

0

0

13

0 0 0

10 1 2

3 0 4

0 0 0

0 0 0

0 0 0

13 1 6

0

7

0

0

0

0

7

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

2

0

0

0

0

2

0

2

3

0

0

0

5

0

2

1

1

0

0

4

0

2

0

0

0

0

2

0

3

0

0

0

0

3

0 0

2 5

0 0

0 0

0 0

0 0

2 5

0

1

1

0

0

1

3

0 12

104 1.418

37 96

16 14

2 10

3 2

162 1.552

3

566

36

2

1

0

608

1

229

14

3

3

0

250

0

98

1

2

2

0

103

4

28

10

0

0

0

42

1

316

27

2

1

0

347

1

34

1

4

0

0

40

0

52

4

0

0

0

56

2

95

3

1

3

2

106

12

1.570

149

31

12

6

1.780

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. San Fernando.

San Fernando Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DK. Industria de la construcción de maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 2 0 2

Tramo de empleo De 0-5

De 6-19 De 20-49 De 50-99

100 y más

Total

168 0 168

23 0 23

8 0 8

0 0 0

1 0 1

202 0 202

1

20

5

0

0

0

26

0 0 0

15 0 10

1 0 2

0 0 0

0 0 0

0 0 0

16 0 12

0

41

1

1

0

0

43

0

0

0

0

0

0

0

0

4

1

0

0

0

5

0

3

0

0

0

0

3

0

4

1

0

0

0

5

0

28

3

2

0

0

33

0

11

2

1

0

1

15

0

15

0

0

0

0

15

0 1

8 9

7 0

3 1

0 0

0 0

18 11

0

0

0

0

0

0

0

0 70

208 3.600

58 270

12 40

5 15

0 9

283 4.004

31

1.463

118

9

8

4

1.633

14

342

36

8

2

0

402

0

172

21

3

0

0

196

6

93

12

0

0

0

111

9

877

34

15

0

2

937

5

117

12

2

2

1

139

0

269

13

1

3

0

286

5

267

24

2

0

2

300

72

3.976

351

60

20

10

4.489

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Sanlúcar de Barrameda.

Sanlúcar de Barrameda Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DK. Industria de la construcción de maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 4 0 4

Tramo de empleo De 0-5

De 6-19 De 20-49 De 50-99

100 y más

Total

244 4 238

50 0 49

11 0 11

3 1 2

0 0 0

312 5 304

1

71

22

7

1

0

102

0 0 0

8 1 29

0 0 6

0 0 0

0 0 0

0 0 0

8 1 35

0

9

3

1

0

0

13

0

0

0

0

0

0

0

0

3

0

0

0

0

3

0

2

1

0

0

0

3

0

9

3

3

0

0

15

0

39

8

0

1

0

48

1

6

0

0

0

0

7

0

19

0

0

0

0

19

1 1

3 39

2 4

0 0

0 0

0 0

6 44

0

2

1

0

0

0

3

0 49

282 2.667

123 179

42 31

11 5

7 4

465 2.935

22

1.201

79

5

3

0

1.310

5

328

25

6

0

0

364

1

123

6

1

0

0

131

5

72

12

0

0

0

89

5

592

30

5

0

3

635

4

71

5

8

0

0

88

3

106

6

4

1

1

121

4

174

16

2

1

0

197

53

3.193

352

84

19

11

3.712

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Trebujena. Tramo de empleo Trebujena Industria y energía C. Industrias extractivas D. Industria manufacturera DA. Industria de la alimentación, bebidas y tabaco DB. Industria textil y de la confección DC. Industria del cuero y del calzado DD. Industria de la madera y del corcho DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de combustibles nucleares DG. Industria química DH. Industria de la transformación del caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos metálicos DL. Industria de material y equipo eléctrico, electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte DN. Industrias manufactureras diversas E. Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua Construcción Servicios G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería I. Transporte, almacenamiento y comunicaciones J. Intermediación financiera K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; servicios empresariales M. Educación N. Actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios personales Total

Sin empleo conocido 0 0 0

De 0-5

De 6-19 De 20-49 De 50-99

100 y más

Total

19 0 18

5 0 5

1 1 0

1 1 0

0 0 0

26 2 23

0

7

2

0

0

0

9

0 0 0

0 0 1

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 1

0

1

0

0

0

0

1

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

1

0

0

0

0

1

0

0

0

0

0

0

0

0

6

2

0

0

0

8

0

1

0

0

0

0

1

0 0

1 0

0 1

0 0

0 0

0 0

1 1

0

1

0

0

0

0

1

0 4

28 267

6 8

4 2

1 0

0 0

39 281

0

112

2

0

0

0

114

0

34

2

0

0

0

36

1

25

3

0

0

0

29

1

8

0

0

0

0

9

0

61

0

0

0

0

61

1

6

1

1

0

0

9

1

7

0

1

0

0

9

0

14

0

0

0

0

14

4

314

19

7

2

0

346

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Cádiz. Total agregado12 (Cádiz, Chiclana de la Frontera, Chipiona, Sin Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, empleo Puerto Real, Rota, San Fernando, Sanlúcar conocido de Barrameda y Trebujena) Industria y energía 23 C. Industrias extractivas 0 D. Industria manufacturera 19 DA. Industria de la alimentación, bebidas y 8 tabaco DB. Industria textil y de la confección 0 DC. Industria del cuero y del calzado 0 DD. Industria de la madera y del corcho 0 DE. Industria del papel; edición, artes gráficas y reproducción de soportes 0 grabados DF. Refino de petróleo y tratamiento de 0 combustibles nucleares DG. Industria química 0 DH. Industria de la transformación del 0 caucho y materias plásticas DI. Industrias de otros productos minerales 1 no metálicos DJ. Metalurgia y fabricación de productos 1 metálicos DK. Industria de la construcción de 1 maquinaria y equipo mecánico DL. Industria de material y equipo eléctrico, 2 electrónico y óptico DM. Fabricación de material de transporte 2 DN. Industrias manufactureras diversas 4 E. Producción y distribución de energía 4 eléctrica, gas y agua Construcción 5 Servicios 558 G. Comercio; reparación de vehículos de motor, motocicletas y ciclomotores y 254 artículos personales y de uso doméstico H. Hostelería 62 I. Transporte, almacenamiento y 17 comunicaciones J. Intermediación financiera 74 K. Actividades inmobiliarias y de alquiler; 77 servicios empresariales M. Educación 24 N. Actividades sanitarias y veterinarias, 12 servicios sociales O. Otras actividades sociales y de servicios prestados a la comunidad; servicios 38 personales Total 586

12

Tramo de empleo 100 y más

Total

49 2 42

19 0 17

2.840 66 2.688

26

13

0

547

15 1 39

0 0 6

0 0 1

0 0 2

176 11 177

300

49

17

4

0

370

0

0

0

0

0

0

78

17

0

1

0

96

42

9

2

2

1

56

78

51

11

2

1

144

299

98

27

10

2

437

90

29

8

2

1

131

119

13

7

1

2

144

80 205

49 24

16 5

6 0

8 0

161 238

60

14

1

5

2

86

2.799 35.662

873 3.184

293 576

73 187

36 93

4.079 40.260

13.709

1.283

165

49

14

15.474

4.004

442

77

21

3

4.609

2.137

242

39

9

6

2.450

958

192

4

2

3

1.233

9.569

497

135

42

31

10.351

922

114

51

29

10

1.150

1.866

152

38

14

12

2.094

2.497

262

67

21

14

2.899

40.525

4.611

1.000

309

148

47.179

De 0-5

De 6-19

De 20-49 De 50-99

2.064 42 1.962

554 17 523

131 5 125

371

129

161 10 129

Cádiz, Chiclana de la Frontera, Chipiona, Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, Puerto Real, Rota, San Fernando, Sanlúcar de Barrameda y Trebujena.

Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA. Enero 2007.

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